sábado, 28 de abril de 2012

La Tercera Edad en China


Las diferencias culturales entre China y Occidente son fuertes y cada vez las percibimos con mayor claridad. Algunas son admirables y dignas de imitar, otras son simples reflejo del atraso cívico de un país que recién está saliendo de la pobreza -con un vigor sorprendente-  pero que en sus usos sociales tiene mucho de salvaje. En esto no se diferencia mucho de nuestro Chilito, el bienestar económico a veces va mucho más adelante que las mentalidades y costumbres de la gente que se beneficia de ello.

Otras cuestiones son pura y simple diferencia cultural de matriz. Por ejemplo, el tema de la “tercera edad”. En China los abuelos son verdaderos patriarcas y matriarcas. La gente reverencia a los mayores y les dan un lugar muy central en la sociedad y, sobre todo, en el núcleo familiar.

Un hogar típico chino está compuesto por el padre, la madre y los hijos como es habitual pero también por los padres de él –el sesgo machista se nota-. Y esa cohabitación no es como a veces pasa en nuestros países con la intención de “hacerse cargo de los viejos”, sino que comúnmente la  abuela  tiene una influencia mayor que la propia pareja.  Al respecto cuento una anécdota: Mi excelente amigo Richard Wong me invitó hace unos años a viajar a Beijing.  Allí un día fuimos a una tienda donde vendían jade a muy buen precio, yo elegí un collar para mi señora y él llevó muchas más objetos que yo. Al llegar a la caja extrañado me preguntó por qué había comprado sólo uno…

-          I just have one wife - Le respondí.

Me miró casi con asco y me recriminó el porqué no le había comprado algo a mi madre. Y luego me dio un tremendo speech respecto de que las personas que no pensaban en sus padres eran malas personas. Para Richard jamás será concebido que su mujer reciba más que su madre.

En síntesis,  éste es el paraíso soñado de las suegras, ya que no son solo la caricatura de una doña Tremebunda o la vieja metete,  la abuela  dulce o lo que sea de la sociedad chilena, acá su poder es real y decidor. Si por ejemplo a la suegra -nuevamente con hincapié en el hijo hombre- no gusta de la novia de su hijo, la chica tiene los días contados, simplemente eso no debe ni puede ocurrir. Los hijos suelen, ya de adultos inclusive, obedecer, seguir  y reverenciar mucho a su madre.

En este país donde cada día todo muta y la cultura occidental se les mete por los poros a las nuevas generaciones, esta cuestión provoca serios roces con el  sólido y muy vigente mundo de los mayores. Por ello crece enormemente el índice de divorcios y en la TV todas las novelas tratan de los conflictos de la suegra con la nuera.

Más importante que lo anterior es que también es rol de los abuelos criar a los niños pequeños, mucho más que sus padres, cuestión que se multiplica en la nueva economía capitalista que requiere que ambos en la pareja trabajen inclusive los fines de semana. De esta manera, muchos niños en meses ni siquiera cenan o almuerzan con sus padres. Por las calles y plazas se ven a los mayores por todas partes paseando, transportando y jugando con sus nietos. Según muchos –yo me guardo mi opinión- esto está gestando una generación de niños muy mal criados.

En otro plano, algo muy admirable es ver a las personas mayores practicando gimnasia, al anochecer y al amanecer en casi todas las plazas. Hacen tai-chi, bailes folclóricos, gimnasia y hasta me ha tocado ver a algunos bailando tango. Todo muy organizado con un parlante con su música a buen volumen,  monitores, y todos muy ordenados y puntuales. Se toman ese espacio público con mucha propiedad y se ven muy hermosos con sus buzos tradicionales haciendo coreografías y ejercicios.

Es difícil predecir cuánto durará el poder de la tercera edad en la China hiper futurista que se está construyendo pero hasta ahora sigue bien vigente y se ha  adaptado con nuevas formas a la modernidad.