La rata
Una de las bondades de vivir en China, es la cultura de la bicicleta. Las veredas son enormes y anchas para que circulen incluso motos y también hay ciclovías. Como el colegio del Ale queda relativamente cerca, voy todos los días a buscarlo y a dejarlo en bici. Una actividad grata que me permite pasear, hacer ejercicio y compartir con mi hijo.
Pues bien, un día veníamos de vuelta del colegio conversando animadamente, cuando ...de repente ...se nos atraviesa un personaje peludo, gris, de cola muy larga, casi del porte de nuestras perras salchichas, con una coronta (enorme) de choclo en el hocico ...era una rata!!!!
Horror!!!
La verdad yo soy bien carne de perro y tengo un cierto espíritu curioso y aventurero, pero las ratas, como las baratas (cucarachas) no las tolero!!!! Tuve que parar, me dieron escalofríos en todo el cuerpo, se me pararon todos los pelos y la sensación de asco se las encargo. Mi hijo Alejandro, entre que se reía de mi lastimoso aspecto y entre que no podía ocultar su impresión del tremendo tamaño del roedor!!!
"Jajajaj, ¡parecía un canguro!", me dijo, mientras yo trataba de recuperar mis colores para retomar la marcha.
Uffff.
Días más tarde, comentando el episodio con unos amigos latinos que viven acá hace cinco años, les conté el episodio y una amiga me dice: "Ufff, si acá hay muchas. Cuando vas a los parques, siempre te las encuentras entre las plantas".
Valor!!! Y ahora, ¿cómo me animo a ir a la plaza al lado de mi casa? Mientras tanto, mi hijo siempre me apuesta camino a casa, a ver si nos encontramos con el "canguro" de nuevo.