viernes, 4 de mayo de 2012

La desigual y dura vida de las mujeres en China


Un comentario que pude compartir con un amigo argentino en Shenzhen es lo encantadoras, inteligentes y trabajadoras que son las mujeres chinas en relacion a la figura opaca, trabajólica y aburrida de la mayoría de los hombres.  Las chinas se ven energizadas, los chinos, fomes y apagados. En esto de seguro influyen todos nuestros prejuicios y parcialidades y, por eso, por favor no se tome este post más en serio que el reflejo de mis opiniones.

Algo se respira en China en relación a sus mujeres, hay un brillo vivo en ellas que se relaciona con su rol cada vez más participativo en la China moderna post comunista. Es como si estuvieran ansiosas de demostrar cuánto valen y cuánto se merecen el protagonismo que nunca han tenido. Porque después de las sociedades más fundamentalistas musulmanas, una de las más desiguales con sus mujeres es la sociedad china.

Hay que sumergirse en varias capas de la cultura de este país para poder comenzar a develar esto porque las apariencias engañan; las chinas ,al revés de las asiáticas del mundo árabe, se visten de manera muy llamativa y deshinibida la televisión esta plagada de lindas actrices, bailarinas y cantantes "modernas" moviéndose de manera sugerente, como si existiese un nivel de tolerancia sexual libertaria que no es tal. En verdad las relaciones prematrimoniales no son bien vistas, tampoco la convivencia entre parejas jóvenes e, incluso, el noviazgo de adolecentes es algo que casi no se acepta, es deber de los jóvenes estudiar duro, es impensado que una relación amorosa vaya a entorpecer una etapa que para ellos se centra en aprender y competir para ser los mejores. Es raro ver una pareja de novios en el metro, menos quinceañeros y menos aún besándose.

Pero lo anterior puede ser reflejo de una sociedad sólo conservadora en lo moral, no necesariamente desigual. La desigualdad está dado por factores culturales muy arraigados de origen rural y, para ello, hay que tomar conciencia que ese mundo estaba plenamente vigente hace sólo 30 años atrás a diferencia de la mayoría de occidente. En este país cualquier pareja aspira a tener hijos varones, tener una mujer no es algo deseado. Claro está que el tema ha ido cambiando y las hijas son también aceptadas y queridas, pero las parejas y esto es lo decidor al ser consultadas prefieren tener hijos a hijas. Lo que es en nada deseado es tener sólo niñas, ello constituye un elemento de frustración grave y hasta causal de divorcio, cuya culpa recae en la esposa que fue incapaz de engendrar un niño para su marido. Hace poco nuestra profesora de chino nos contó que la había llamado una amiga llorando para contarle que en su tercer embarazo, nuevamente, había engendrado una niña y que por ello su esposo la estaba presionando a que luego tuvieran un cuarto bebé y que él y su familia estaban muy decepcionados de ella. Otros nos han contado historias similares respecto al recelo y hostilidad que desarrollan los padres de él cuando ella es incapaz de engendrar varones.

Es tanta la aversión hacia las mujeres que está estrictamente prohibido decir a las parejas embarazadas el sexo de su futuro hijo, ya que la tasa de aborto por selección de sexo es inmenso lo mismo que el nivel de niñas abandonadas para adopción. De hecho hay muchas organizaciones ocidentales que se dedican a "repartir" niñas chinas por el primer mundo.

Pero esto no es todo, una de las razones por las que es preferible tener hijos a hijas es que se considera que las hijas al casarse pasan a ser parte de la familia del marido, es decir, se asume que las familias pierden a sus hijas cuando éstas se casan. En la sociedad china las mujeres casadas deben aceptar que los padres de él se vayan a vivir a su casa y es deber de ella atenderlos y hasta obedecerles. Nunca los padres de ellas son los que se van a vivivir con la pareja. Es tan así que los abuelos no reciben el mismo nombre -el lenguaje nunca es casual- la madre del marido es Nainai y la de la madre Waipó y lo mismo para los abuelos hombres.

Otra cuestión de gran presión es la edad del matrimonio, ellas deben estar casadas antes de los veintiseis de preferencia o va quedando la sensación de que no hay ningún hombre que se quiera hacer cargo de ellas.

En los usos sociales hay también cuestiones que nos resultan incomodas. El concepto del cuidado y preferencia por la mujer es casi inexistente, es común ver a jefes retando en forma muy desproporcionada y despectiva especialmente a sus empleadas, la costumbre de dar la pasada o que las mujeres son primero o darles el asiento, simplemente no existe. Me ha pasado muchas veces que al subir a un asensor dejo que una chica o señora vayan primero y ellas no entienden que cosa extraña estoy haciendo. Más bien, ellas suelen ir levemente atrás, cargando cosas pesadas en la calle, a cargo de los niños y para que decir en cuestiones más centrales como los puestos de liderazgo, o el valor de los salarios, donde suelen estar muy ausentes y postergadas.

Obviamente estas cosas van cambiando día a día y estas costras duras se van ablandando más y más. Seguramente una decada más tarde habrán nuevos códigos y realidades, pero hasta ahora este aspecto se mueve muy lento. Al fin y al cabo ,la cultura y las mentalidades siempre constituyen una jaula dificil y más lenta de abrir que la velocidad en que parecen generarse los cambios del entorno externo en que conviven.



* Foto de un SPA en Shekou donde las funcionarias deben bailar y hacer ejercicios con su jefa en la puerta del local. 

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