Un comentario que pude compartir con un amigo
argentino en Shenzhen es lo encantadoras, inteligentes y trabajadoras que son
las mujeres chinas en relacion a la figura opaca, trabajólica y aburrida de la
mayoría de los hombres. Las chinas se
ven energizadas, los chinos, fomes y apagados. En esto de seguro influyen todos
nuestros prejuicios y parcialidades y, por eso, por favor no se tome este post
más en serio que el reflejo de mis opiniones.
Algo se respira en China en relación a sus mujeres,
hay un brillo vivo en ellas que se relaciona con su rol cada vez más
participativo en la China moderna post comunista. Es como si estuvieran
ansiosas de demostrar cuánto valen y cuánto se merecen el protagonismo que
nunca han tenido. Porque después de las sociedades más fundamentalistas musulmanas,
una de las más desiguales con sus mujeres es la sociedad china.
Hay que sumergirse en varias capas de la cultura de este
país para poder comenzar a develar esto porque las apariencias engañan; las
chinas ,al revés de las asiáticas del mundo árabe, se visten de manera muy
llamativa y deshinibida la televisión esta plagada de lindas actrices,
bailarinas y cantantes "modernas" moviéndose de manera sugerente, como
si existiese un nivel de tolerancia sexual libertaria que no es tal. En verdad las
relaciones prematrimoniales no son bien vistas, tampoco la convivencia entre
parejas jóvenes e, incluso, el noviazgo de adolecentes es algo que casi no se
acepta, es deber de los jóvenes estudiar duro, es impensado que una relación
amorosa vaya a entorpecer una etapa que para ellos se centra en aprender y
competir para ser los mejores. Es raro ver una pareja de novios en el metro, menos
quinceañeros y menos aún besándose.
Pero lo anterior puede ser reflejo de una sociedad
sólo conservadora en lo moral, no necesariamente desigual. La desigualdad está
dado por factores culturales muy arraigados de origen rural y, para ello, hay que
tomar conciencia que ese mundo estaba plenamente vigente hace sólo 30 años
atrás a diferencia de la mayoría de occidente. En este país cualquier pareja
aspira a tener hijos varones, tener una mujer no es algo deseado. Claro está
que el tema ha ido cambiando y las hijas son también aceptadas y queridas, pero
las parejas y esto es lo decidor al ser consultadas prefieren tener hijos a
hijas. Lo que es en nada deseado es tener sólo niñas, ello constituye un
elemento de frustración grave y hasta causal de divorcio, cuya culpa recae en la
esposa que fue incapaz de engendrar un niño para su marido. Hace poco nuestra
profesora de chino nos contó que la había llamado una amiga llorando para contarle que
en su tercer embarazo, nuevamente, había engendrado una niña y que por ello su
esposo la estaba presionando a que luego tuvieran un cuarto bebé y que él y su
familia estaban muy decepcionados de ella. Otros nos han contado historias
similares respecto al recelo y hostilidad que desarrollan los padres de él
cuando ella es incapaz de engendrar varones.
Es tanta la aversión hacia las mujeres que está
estrictamente prohibido decir a las parejas embarazadas el sexo de su futuro
hijo, ya que la tasa de aborto por selección de sexo es inmenso lo mismo que el
nivel de niñas abandonadas para adopción. De hecho hay muchas organizaciones
ocidentales que se dedican a "repartir" niñas chinas por el primer
mundo.
Pero esto no es todo, una de las razones por las que
es preferible tener hijos a hijas es que se considera que las hijas al casarse
pasan a ser parte de la familia del marido, es decir, se asume que las familias
pierden a sus hijas cuando éstas se casan. En la sociedad china las mujeres
casadas deben aceptar que los padres de él se vayan a vivir a su casa y es
deber de ella atenderlos y hasta obedecerles. Nunca los padres de ellas son los
que se van a vivivir con la pareja. Es tan así que los abuelos no reciben el
mismo nombre -el lenguaje nunca es casual- la madre del marido es Nainai y la
de la madre Waipó y lo mismo para los abuelos hombres.
Otra cuestión de gran presión es la edad del
matrimonio, ellas deben estar casadas antes de los veintiseis de preferencia o
va quedando la sensación de que no hay ningún hombre que se quiera hacer cargo
de ellas.
En los usos sociales hay también cuestiones que nos
resultan incomodas. El concepto del cuidado y preferencia por la mujer es casi
inexistente, es común ver a jefes retando en forma muy desproporcionada y despectiva
especialmente a sus empleadas, la costumbre de dar la pasada o que las mujeres
son primero o darles el asiento, simplemente no existe. Me ha pasado muchas
veces que al subir a un asensor dejo que una chica o señora vayan primero y
ellas no entienden que cosa extraña estoy haciendo. Más bien, ellas suelen ir levemente
atrás, cargando cosas pesadas en la calle, a cargo de los niños y para que
decir en cuestiones más centrales como los puestos de liderazgo, o el valor de
los salarios, donde suelen estar muy ausentes y postergadas.
Obviamente estas cosas van cambiando día a día y estas
costras duras se van ablandando más y más. Seguramente una decada más tarde habrán
nuevos códigos y realidades, pero hasta ahora este aspecto se mueve muy lento. Al
fin y al cabo ,la cultura y las mentalidades siempre constituyen una jaula
dificil y más lenta de abrir que la velocidad en que parecen generarse los
cambios del entorno externo en que conviven.
* Foto de un SPA en Shekou donde las funcionarias deben bailar y hacer ejercicios con su jefa en la puerta del local.
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