martes, 19 de junio de 2012

Peluquería china

Ayer me corté el pelo en Shenzhen. Primero me llevaron a lavarme el pelo, me hicieron masajes en la cabeza, los brazos, la espalda. Toallas frías y calientes en la cara, lociones y aceites aromáticos en el pelo de diferente tipo. Luego me llevan al peluquero "especialista" chino con un aspecto de artista plástico y un peinado y teñido que rogaba no me hiciera a mí, observa mi cabeza como un granito...
sin pulir, una ceja abajo la otra arriba, y comienza, analiza pelo por pelo, puta que sentía mis mechas importantes. Luego tijera, máquina, navaja y las iba intercambiando con oficio. A veces pensaba que me miraba fijo para pedirme mi opinión, pero nada, yo no era importante ahí sólo mi melena. En un minuto me muestra una revista y apunta a un tipo del grupo Oasis como que así me va dejar, le digo que no y me tiro el pelo para el lado estilo langüetazo de vaca pa' que entienda. Por un minuto me asustó porque me empieza a cortar por ambos costados, parejo dejándome la chasquilla larga al centro. Ya creía que me iba a tener que comprar una guitarra eléctrica y vociferar que yo era más popular que Jesucristo, o quizas iba a correr la suerte humillante de los perros teñidos de panda. Pero no, todo sale bien y quede igual que siempre. Para finalizar me lavan con agua tibia y últimos masajes en la cabeza. Llegué a las 19 00 y salí a las 22:30. Tres horas. Pa' la otra me voy con unos amigos, todos juntos pa' copuchar, pelar y tomar tecito. Y me hago visos.

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