miércoles, 30 de septiembre de 2015

Salchichas en Zhongguo: Más que una Crónica Perruna.



Cuando decidimos partir a China tuvimos un problema peludo. Que hacíamos con Pepa y Luna nuestras perras Salchichas (dachshund). Las dejábamos a cargo de “alguien” o las llevábamos.
 
Como se usa en la modernidad la duda la resolvió el psicólogo de nuestros hijos: "Para la tranquilidad emocional de los niños que van a vivir cambios tan bruscos sería bueno que se fueran con las mascotas".

Eran tiempos de "vacas gordas" y a pesar que era costoso se podía seguir la prédica de monseñor loquero.

Hoy en muchos tramos aéreos se pueden transportar perros como carga e incluso en cabina a un precio razonable…..  no era nuestro caso. Íbamos al lugar más alejado posible de Chile, que significaba una o dos escalas y cada una de ellas con su legislación especial con respecto a animales vivos. Además luego debían llegar a Hong Kong para trasladarse por tierra a Shenzhen o sea el cruce por un par de aduanas más. Por todo lo anterior no existía otra manera razonable de hacerlo que contratar a una agencia internacional tipo Courier que opera puerta a puerta y por cierto cuyo precio era alto.
 
Así, estos simples seres vertebrados cuya naturaleza los hizo incapaces de distinguir si están en un sitio u otro salvo por el olor de un árbol orinado dieron la vuelta al mundo pasando por Frankfurt -lugar que no conozco pero mis perras si- donde las bajaron y atendieron en un spa de perros, masajearon y perfumaron para controlarles el estrés.
 
Nosotros llegamos antes a Shenzhen y sin ellas de manera de que una vez que tuviéramos departamento las pudiésemos recibir. Esto se pudo hacer gracias a la paleteada de mi hermana Raquel y sobrina Nocolle que las cuidaron en Chile. Cuando pasadas unas tres semanas nos tocaron el timbre del departamento recién alquilado y llegaron a China en sus jaulas de transporte fue muy emocionante para todos. La familia no era la misma ni estaba completa sin ellas.
 
La agencia nos indicó que debían permanecer un mes con cuarentena domiciliaria o sea sin salir de la casa y que luego las debíamos registrar en el Buró de medio ambiente y pagar un impuesto anual de unos 100 usd por ellas. Como estábamos recién llegados hicimos caso, con el tiempo aprendimos que en la lógica de ese país las leyes como esa estaban para ser incumplidas.
 
No nos manejábamos para nada en la logística de tener perros en departamento y menos aún en el extranjero. En Chile Pepa y Luna vivían en una casa donde se movían entre el patio y el interior del hogar. Por tanto cuando se quedaban solas las encerrábamos en un sector amplio con mirada a la calle.
 
En China en cambio nuestro primer e ingenuo impulso nos hizo dejarlas libres por el departamento con la puerta de la logia abierta para que se refrescaran y pudieran compartir la vista con los vecinos.

A las pocas semanas el guardia del edificio nos detuvo para explicarnos con mímicas un problema con las perras. Nos decía algo así como "gouuu, bark" y nos mostraba en un traductor la palabra vecinos. Sonreímos y no dimos mayor importancia.

Un par de semanas después lo mismo pero esta vez nos llevó a la administración del condominio donde había una chica que garabateaba inglés. Le entendimos que un vecino reclamaba mucho por el ruido que hacían las perras. Tampoco nos complicamos. Seguramente era un viejo amargado que odiaba los perros y se molestaba con los discretos pasitos de nuestras peludas. Lo comentamos con un amigo cercano que vivía en el condominio quién nos reforzó:
 
"No hagan caso los chinos son muy exagerados y alegan por todo, a nosotros nos pasó que nos alegaban por el ruido del aire acondicionado y nunca di bola".
 
Pues con ese estado de cosas y a pesar que los reclamos aumentaban nosotros seguimos la misma rutina.
 
Abril de ese año fue uno de los peores de mi vida  por razones que no viene al caso explicar. Una mañana con ayuda de mi Patty me di impulso vital me levanté temprano y fui a darle una vuelta de tuerca al universo. Abrí la puerta principal del depa y había un papel tamaño oficio pegado y reforzado con harto scotch. Decía así:
 
"Tus perros ladran y hacen ruidos terriblemente molestos cuando los dejan solos.
O te deshaces de ellos o te vamos a presentar una demanda conjunta a la policía.
 
TUS VECINOS."
 
Desastroso y lloviendo sobre mojado.
 
Llevábamos tres meses en un país desconocido, con visas que no eran de residencia y otras muchas vulnerabilidades que claramente no hacían aconsejable ser odiados por los residentes locales. Además estaba claro que el reclamo no provenía de un vecino mañoso sino más bien de una comunidad toda "NUESTROS VECINOS".
 
Inmediatamente tomamos dos medidas.
La primera fue enviar una carta muy conciliadora a cada vecino del condominio pidiéndoles disculpas y prometiéndoles que íbamos a tomar serias acciones para solucionar el problema.
La segunda –obvio- fue tomar esas serias acciones.
 
Comenzamos con un rápido experimento que consistió en ver cuánto ruido hacían las perras cuando no estábamos. Para ello elegimos una hora en que la gente estaba trabajando y así evitar que nos mandaran al "ejército rojo". Hicimos como que nos íbamos pero por debajo del edificio nos quedamos escuchando. El resultado fue pavoroso... lloraban, aullaban y gritaban con un ruido digno del jurásico. Un gemido tétrico, intenso y destemplado a un volumen de no creerlo. En un espacio de varias hectáreas y al menos 8 torres de  edificios se escuchaba el heavy metal de mis "princesitas" por todos sus rincones. Tarde me había dado cuenta de la pesadilla que había tenido que soportar la urbe de Shenzhen por nuestra negligencia. Ergo los vecinos no eran fregados nosotros si el desastre.
 
Para las medidas “mitigadoras” nos asesoramos por los veterinarios chinos. El doctor del hospital donde llevábamos a las perras nos ofreció dos opciones dignas de la inquisición:
 
"Algo que es muy bueno y muy usado por nosotros es cortarles las cuerdas vocales así no vuelven a ladrar más"
 
"Si eso no les gusta, otra alternativa es que usen estos collares que cuando los perros ladran emiten una descarga eléctrica que de a poco va “enseñándoles” a estar en silencio"

Dada que la descarga eléctrica era de baja intensidad y la situación desesperada elegimos la opción dos.
 
Nuevamente nuestros canes demostraron su tendencia al caos. Probamos un paseo con los collares electrificados. Nada. Le siguieron ladrando destempladamente como siempre a todo lo que se moviera en especial otros perros. El collar se les activo mil veces, ponían ojos de huevo frito pero jamás dejaron de ladrar. Preferían quedar asadas como pescado a dejar de expresarse. Los collares no se usaron más.
 
Finalmente como dice mi cuñado todo encuentra su equilibrio. La solución pasó por la molestia de salir menos de la casa. Cuando lo hacíamos por algunas horas las dejábamos encerradas en sus jaulas con música para que se calmaran. Y si el paseo era por el día completo las dejábamos en el veterinario que nos cobraba un precio razonable. Así pudimos sobrevivir a la deportación por perros casi tres años.
 
Una de las veces en que nos fuimos por varias noches y las dejábamos en el hospital de perros descubrimos que eran tan grandiosamente hincha pelotas que eran los únicos perros que no pasaban la noche encerradas en los caniles. Los funcionarios nos contaron que era tanto el ruido y escándalo que hacían si quedaban encerradas que las dejaban circular libre por todo el recinto. Más de una vez pasamos de noche y ellas eran las anfitrionas del lugar moviendo la cola, acompañando a los clientes y doctores, “sapeando” los perros que llegaban enfermos, heridos o atropellados. En síntesis eran las patronas.

En otro plano ya he contado en otros post que los perros chinos y en China rara vez ladran. ¿Será que todos habrán contratado al veterinario psicópata que nos tocó? pero así era. Pepa y Luna mostraron nula asimilación a la cultura local. Ellas le ladraban a todos los perros, personas, pájaros, insectos etc. Salir con ellas era un acto de aguante. Los chinos las miraban y se reían. Les decían "lashang" salchicha en chino y se ponían muchas veces e incomprensiblemente a ladrar con ellas. Cosas marcianas de chinos.
 
Por último debo contar sobre la vuelta.

 Si la ida había sido de prosperidad la vuelta de apreturas, por tanto esta vez no era menor el costo del nuevo traslado.
 
Buscamos la opción de llevarlas como carga que como dije siempre es lo más económico, pero resultaba impracticable. Ninguna aerolínea lo aceptaba y si lo hubiesen hecho el pensar en devolverse a Chile con la mudanza de 12 maletas que llevábamos y que entre medio nos retuvieran a las perras, no poder tomar la escala, etc,  era una pesadilla por la que no debíamos pasar. Incluso me tomé un día completo para ir al terminal de carga de Hong Kong a conversar con los representantes de Air Candada que tienen una de las rutas más directas y con menos paradas pero fue infructuoso.
 
Decidimos ver con la agencia que habíamos contratado a la ida pero nos cobraba cerca de diez mil dólares que es un abuso por lo que quedó descartado de plano. Luego cotizamos con otra más profesional y razonable pero igualmente cara que nos cobrara cerca de siete mil usd.
 
En eso estábamos cuando una amiga nos contó que había una mujer china llamada Judith que en forma altruista ayudaba a los extranjeros a devolverse con sus mascotas. Judith que tenía un próspero negocio de venta de muebles antiguos le angustiaba ver como muchos extranjeros a la hora de volverse a sus países preferían cruelmente abandonar a sus perros en la calle que pagar para que vuelvan con ellos.
 
Ella nos orientó e indicó que las agencias estafaban a los clientes y que podía hacer los mismos trámites gratis y ayudarnos a mandar como carga a las perritas por una línea aérea sin intermediarios. Quedaba como un mes y medio para devolvernos o sea ni mucho ni poco pero había que actuar y así le pasamos con confianza el tema a ella.
 
Yo llamaba a Judith continuamente y ella me indicaba que iba avanzando bien, que no se manejaba mucho en mandar perros a Sudamérica pero que iba avanzando y aprendiendo. Sin embargo, a menos de tres semanas seguía sin darme una respuesta contundente. Ante mi presión finalmente nos reunimos. Me dijo que tenía casi listo el traslado pero no cien por ciento confirmado y que el tema me saldría 7000 pero llevándome las mascotas como carga en mi vuelo. Buena onda Judith, pero me ofrecía el stress de estar pendiente en el viaje del traslado de las perras al mismo precio de la agencia puerta a puerta, además perdí tiempo valioso esperándola para obtener el mismo precio y para colmo con nada confirmado. Le di caballerosamente las gracias por el intento pero lo haría por mi cuenta…. Se enojó y mucho.
 
Ahí ya estaba urgidísimo casi a dos semanas preparando la devolución del departamento, colegios, maletas y las millones de cosas que implican una mudanza transatlántica y no tenía resuelto como volvían las mascotas.
 
Volví a llamar a la agencia para tomarlos directamente ya que no había tiempo para dudas o cotizaciones. Ahí me enteré-informaron de otra complicación peor; en pocos días más se detendrían en Hong Kong el traslado de mascotas debido a que comenzaba el verano y los animalitos se podían sofocar en la carga de tal manera que si no eran embarcados en esos días había que esperar hasta septiembre, tres meses más. Grave… súper grave, nosotros nos teníamos que ir como sea en junio pero muy probablemente las perras no podrían viajar. La agencia me dijo que harían todo lo posible para conseguir reserva  pero que era muy difícil y que me avisarían.
 
Ya era casi un hecho había que buscar un lugar para que las perras estuvieran solas en China hasta septiembre. La veterinaria donde usualmente las dejábamos nos cobraba cien yuanes diarios algo así como diez mil pesos o sea en tres meses debíamos pagar casi un millón de para que las tuvieran. Pero lo peor es que estarían en una jaula todo el día por muchísimo tiempo y sin nosotros o sea completamente deprimidas.
 
Judith que tenía guardería de perros y cobraba como la mitad de la veterinaria parecía la mejor opción. El detalle es que estaba furiosa conmigo. Cuando la llamé para plantearle el tema me trató bastante mal, me enrostró todo el tiempo que perdió conmigo y que con las mascotas no había que ser tacaño como yo. Ambas acusaciones bien injustas pero si en ese momento me decía que me crucificara en el edificio más alto de Shenzhen disfrazado de panda lo hacía con tal que cuidase a las perritas.
 
Le doné a su causa varios kilos de comida de perro, más champú, productos y dinero directo. No se le pasó del todo el enojo pero aceptó.

La logística sería que ella mantendría cuidadas en su “hospedaje de perros” a Pepa y Luna por tres meses hasta que la agencia un día –después del verano- las tomará y se las llevara de vuelta a Hong Kong para embarcarlas a Chile. Era una mala solución pero la mejor posible en su contexto.
 
Nuestro gran amigo Ernesto se reía mucho de nosotros no le entraba en la cabeza que hiciéramos tanto esfuerzo en la repatriación de unos perros. En su jerga colombiana y pensando en el crimen perfecto nos decía: “Tengo una solución berraca… yo arriendo un auto y te las atropello. Luego vas a casa y finges que es un accidente”.
 
Roxy y Nacho nuestros amigos argentinos en un gesto emocionante nos ofrecieron quedarse con las perras los tres meses hasta que las fueran a buscar. Ellos tienen y tenían niños muy chicos que obviamente les demandan toda su atención y sumar a las perritas era un ofrecimiento de mucha generosidad.
 
Finalmente a días de nuestra partida nos llamó la agencia asegurándonos que había conseguido cupo para ellas en KLM una semana después que nosotros partíamos. Era la última opción y casi un milagro. Lo tomamos de inmediato. Roxy y nacho se quedarían con ellas sólo una semana. Mágicamente todo resultó y de la mejor forma esta vez.

 Con KLM las “chiquillas” hicieron escala en Amsterdam donde nuevamente las atendieron, masajearon y pasearon. Seguramente bajaron sus colitas para hacer “sus cositas” en algún hermoso jardín de tulipanes de esa ciudad que por su puesto no conozco pero ellas sí.
 
Aunque es un poco al margen de toda la locura anterior quiero mencionar algo especial que pasó a raíz de esta historia; Un día vino al departamento la dueña de la agencia que finalmente embarcó a las perritas. Nos comenzó a preguntar si teníamos jaulas para transportarlas en avión y les trajimos las con las que llegaron. En ello estábamos cuando apareció Mis Quó que era una joven chica que venía a diario a hacernos el aseo y con la que llevábamos casi tres años juntos. Era una persona amable y sencilla, sólo hablaba chino y se comunicaba con nosotros por gestos. Siempre fue muy cariñosa con toda la familia y a pesar que no nos entendíamos nada le tomamos harto cariño. Al ver a la mujer de la agencia le comenzó a preguntar cosas en Chino y rápidamente se dio cuenta que nos íbamos. No habíamos reparado en que aun no le contábamos. En ese momento cambio su habitual sonrisa se fue donde la Patty, la abrazó y se puso a llorar profusamente como una niña. La chica de la agencia también se fue donde ella a consolarla. Luego fue a trabajar a casa de unos conocidos y nos llamaron para reclamarnos que le habíamos hecho de malo que no paraba de llorar.

En China los gestos espontáneos de cariño abierto, contacto y expresión de emociones son muy escasos. Por eso mismo lo que pasó en ese momento nos emocionó mucho. Fue muy lindo y triste al mismo tiempo.

 

lunes, 18 de mayo de 2015

Haciendo (sufriendo) negocios con Vicky. Parte II


Como estábamos extremadamente atrasados y el cliente justificadamente nervioso busqué la forma más rápida de despachar los productos. Averigüé con mi forwarder y me indicó que era mucho más expedito que la carga saliera de Shenzhen y no de Guangzhou así que tome el booking (la reserva del embarque) de esa forma. Le conté a Vicky del cambio que en verdad era una formalidad porque ambos puertos están muy cerca y se usan indistintamente, pero sorpresivamente me respondió que el acuerdo era enviarlo por Guangzhou y que si lo quería hacer por Shenzhen su empresa no pagaría el transporte. Esto incrementaría 300 usd mis costos. Pero no hubo caso sacarla de ahí, como mi cambio no estaba acordado se aprovecharon de eso para ahorrarse ellos el transporte. Muy mala disposición a algo tan elemental. No me quedó más que ceder y perder el dinero.

Cuando ya de nuevo estábamos “en conformidad” recibí otro “pastelazo” de Vicky, “So sorry Johny pero no te puedo incluir el piso de los inflables”. Se refería a una lona que se pone debajo de los juegos para que su base no se dañe. Fue uno de los requerimientos más remarcados por nuestro cliente y por tanto lo indicamos claramente en el contrato y la factura. Le dije a Vicky que eso no podía ser porque justamente era un acuerdo inicial y que me parecía el colmo todos los problemas que me habían generado y que jamás un proveedor chino me había desconocido un contrato. “So sorry pero como te di un precio tan especial no me fije en el costo del piso y hablé con mi jefe y no te lo podemos incluir, para hacerlo debes cancelarnos 300 usd más”. El chantaje me llegó a provocar migraña y rabia extrema. Traté de calmarme y pensar fríamente. Al día siguiente la maldita empresa debía despachar el producto al puerto, si atrasaba carga podía perder hasta 10 días más. Estaba de rehén y me la jugué por negociar. “OK Vicky me parece pésimo pero como tu cometiste el error del precio yo pago 150 usd y tú los otros 150”. Aceptó siempre que le transfiriera de inmediato el dinero además en yuanes (estas transacciones se hacen en dólares) lo que era toda una complicación.

En veinticuatro horas llevaba perdidos 450 dólares en puras cuestiones sin sentido. Pero ya todo estaba listo y el embarque de la Pyme de Antofagasta por fin podría tener zarpe. La carga que debía llegar en noviembre arribaría a Chile después de navidad, muy mal pero al menos tocaría puerto en algún momento. Tema tortuoso finalizado, era lo que era, nada que hacer.

Al día siguiente me fui de viaje a ver proveedores de otro negocio y dado que todo parecía finiquitado me olvidé del asunto. Había llegado al hotel, me saqué los zapatos, prendí el televisor y comencé a ver una comedia liviana para relajar tanta tensión provocada en estos días. De súbito él género cinematográfico cambió de las risas al terror… de Vicky, que siguió demostrando que me las podía hinchar más que los juegos que fabricaba. Tipo 20:00 recibí un mensaje por wechat (el whatsapp de los chinos) de mi asistente Sven: “Johny te tengo una mala noticia los juegos del cliente no van a poder salir de China. Aduanas los retuvo por un tema de documentación”. De inmediato llamé al forwarder para averiguar que pasó:
 

-      “El proveedor presentó mal los documentos a la aduana de Shenzhen indicó una cantidad equivocada de artículos que no correspondía a la realidad y por ello fue rechazada. Debemos esperar entonces que la aduana entregue un informe del asunto y diga cómo solucionar el problema”.

 
-       “Pero esto retrasará sólo esta programación –pensé yo qué era sólo un pequeño percance- podemos dejarlo para el próximo cierto”. Pregunté.

 
-      “Lo siento Johny, no lo creo, estas cosas pueden retrasar la carga hasta dos meses. Esperemos el informe de aduanas y te respondo”. Me contó además que esto ocurrió porque justó la aduana de Shenzhen estaba siendo visitada por el “bendito” director nacional de aduanas de Beijing debido a unos casos de corrupción administrativa y por tanto para demostrar celo los funcionarios estaban revisando cualquier cosa hasta unos pinches e inocuos inflables de autitos y pececitos como los mios. O sea mala pata al re cubo.

 
Ya era el colmo del colmo galáctico del universo. Un desastre completo que jamás nos había ocurrido. En estado de desolación llame a la %&%/%/&/$·” (omito las palabras correspondientes) de Vicky para reclamarle lo gravísimo de la situación y que solucionara el problema ya. “So sorry Johny pero el error fue de tu embarcador que presentó mal los documentos y yo no puedo hacer nada”. O sea la actitud de culpar al otro para zafar. La excusa del gasfíter también vale en China.

En estado de tensión total desde ese momento me contacté a diario con el forwarder para empujar el asunto, le dije que podía ir yo mismo a aduana a reclamar si sólo eran tres jueguitos, que no entendía como podían tener retenidos sin sentido. “No sirve para nada, es para peor, si vas para allá lo tendrán bloqueado hasta más días”. Busque por contactos si alguien conocía una autoridad de peso de aduanas. Pero todos recomendaban esperar. Ofrecí pagar por debajo de la mesa -si corrupción por desesperación-  pero nada. Ya me quedaban dos semana para volver a Chile y veía como increíblemente después de casi tres meses el embarque más sencillo y al que más tiempo le dediqué ni siquiera saldría de China.

Cuando me faltaban dos noches para partir, y casi que no dormía,  me avisaron que aduana había liberado la carga. Me causó esa inmensa y mediocre alegría de salir de un problema, es como que un psicópata te ofreciera cortarte las dos piernas y te pones dichoso que sólo se decidió por una. Triunfo Pírrico por donde se mire.

La carga llegó tardísimo pero llegó. Al menos logré empujarla (con hartas rocas encima) a través del océano pacífico.

viernes, 15 de mayo de 2015

Haciendo (Sufriendo) Negocios con Vicky. Parte I


Llegando a Shenzhen tenía varias órdenes que procesar. La más modesta era la de un cliente Pyme de Antofagasta (ciudad del norte de Chile) que nos compró tres juegos inflables de esos grandes tipo feria de entretención. Pidió que hiciéramos todo lo posible para que le llegaran el 15 de noviembre ya que los ocuparía para hacer eventos en las fiestas de navidad y fin de año de empresas cuestión muy común en Chile. Era mediados de agosto por lo que estábamos más o menos justo a tiempo en producción y traslado aunque con el fantasma que entre medio coincidía la fiesta nacional de China que significaban como diez días de para.

 Aunque el negocio era el más pequeño lo primero que hice tocando suelo oriental fue reunirme con la ejecutiva de venta de dicha empresa autodenominada en Inglés Vicky. Una clásica chica China con lentes tipo coleccionista de estampillas, delgada, sonrisa fácil y muy joven.

Tomé el tren Shenzhen-Guangzhou y quedamos de juntarnos en una estación de metro que me quedaba más o menos abordable. A pesar que habíamos acordado que me debía recoger a mediodía finalmente llegó una hora más tarde.

Cuento aparte, mientras esperaba en las afueras de la estación una anciana se acercó y me mostró una mandarina que tenía en la mano, me la ponía en enfrente con gran entusiasmo y haciéndola girar como si aquel fruto fuera un tesoro. Yo mal entendí que quería una propina y le di unos yuanes pero me los devolvió y entregó la mandarina. Luego siguió hablándome en una actitud clásica de muchos chinos quienes por alguna razón te conversan profusamente en su idioma sin tomar en cuenta que no les entiendes nada. Recibí el cítrico sin captar la razón del regalo y me fui. Para mi sorpresa la viejita me seguía nuevamente ahora con otra mandarina con la que repitió la curiosa maniobra y también me la termino pasando incluida  larga y unilateral conversación en chino. Al rato venía de nuevo con otra y comprendí que era hora de huir, me escondí en un rincón pero la mujer y su fruto me buscaba cual sabueso por todos lados hasta encontrarme y métale regalando mandarinas. Por suerte llegó Vicky sino terminaba con un puesto de frutas.

Finalmente nos fuimos en taxi y a pesar que yo quería visitar la fábrica ella insistió en ir primero a su puesto de trabajo. En la oficina fui tratado como visita de estado, todos me querían conocer, saludar, tomarse selfies conmigo y saber dónde quedaba Chile. Muy simpático, ameno y raro por cierto.

Aproveché la ocasión para preguntar cuantos días se demoraban en fabricar los productos, me indicaron que veinte y para tenerme el diseño en 3d que precedía a la aprobación del negocio tres. Lo del diseño era muy importante tenerlos claro y corroborarlo con el cliente, además los modelos que pedimos tenían la dificultad que habían algunas figuras patentadas de Disney que por ello mismo debíamos reemplazar por otras alternativas, cuestión que ya habíamos adelantado. Como es sabido en Chile la propiedad intelectual es bien compleja y si alguien llega con productos licenciados como Disney sin tener la autorización de la empresa puede ser fatal en aduanas.

Luego de las sonrisas y ser tratado como George Clooney fuimos a la fábrica. Todo excelente allí, tenía una tecnología con un robot computarizado que cortaba las telas impermeables de acuerdo al diseño que se le cargaba. Espectacular. Todo fue tan bien que hice firmar en el acto el contrato de mi empresa y les pagué el adelanto con el invoice (factura comercial).

Y así me fui feliz… fue el último momento feliz con Vicky.

Al otro día llegué a mi oficina en Shenzhen y una de las primeras cosas que hice fue contactar a la proveedora en cuestión para que me re confirmara el día en que tendría los diseños.  “Lo siento johny pero toda mi empresa se va de campamento por 5 días”. Reclame que esa situación me complicaba, que el tiempo de producción etc. “Pero es que debes considerar que los días de producción son 20 pero días hábiles” de un plumazo campamento y días hábiles nos dejaban fuera de fecha acordada de entrega. Reclamé, llamé, patalié, amenacé contra el escautismo improvisado, pero nada. Solo recibí un clásico dicho chino: “I will try my best”.

Pasaron los días del campamento y exigí mis diseños pero me aclararon que caía fin de semana por tanto debía esperar tres días -ahora hábiles-  más. Luego vino la excusa de que el diseñador estaba enfermo, después que el tipo era un irresponsable y ella lo estaba acusando con su jefe, más tarde se había redimido y sólo prometía unos pocos días más para entregarme lo que requería, y así una historia mentirosa tras otra.

 YA mis nervios estaban más que alterados, llevábamos veinte días sin que pudiese recibir un mísero bosquejo y sólo diez para que se completara el tiempo de producción. Especialmente desagradable se comenzó a volver la reacción de ella ante mis justificadas presiones; no me contestaba el teléfono y cuando lo hacía era para responderme de mala gana que estaba muy ocupada, durmiendo siesta o porque la llamaba tanto.

 Finalmente a siete días de que se acabara el plazo de producción Vicky me entregó los diseños todos a medias, sin medidas reales, y de un solo plano –no 3d- que me impedía ver los detalles. Cuando le pregunté del lead time (tiempo de entrega) me contestó que sería una semana después de la vuelta del feriado que “Sorry Sorry”. Todo mal, sin vergüenza alguna me había corrido el fin de la producción a después de la fiesta nacional. Para colmo el diseño dejaba mucho que desear. “Dont Worry la producción final será genial este sólo era sólo un dibujo”. O sea estos bocetos tan esperados no servían para nada.


Por fin un buen día Vicky tenía los inflables listos y producidos. De esta manera viajé especialmente a Guangzhou a hacer la inspección de ellos esperando que fueran un desastre. La traté con frialdad y molestia por todo lo ocurrido pero ella seguía plena de alegría como la primera vez y que no me preocupara que todo había quedado tan hermoso que se me acabarían todos los enojos. Tenía parcial razón

Lo medular de la inspección consistió en inflar los tres juegos y ver como habían quedado. Me esperaba sendos mamarrachos pero para mi sorpresa mientras los voluminosos globos de lona se llenaban de aire me sorprendí lo lindo y bien confeccionado que quedaron. Esto hizo que en parte se me disipará bastante la molestia con Vicky. Me había mentido, se había atrasado pero el resultado era casi óptimo.

Entonces, por fin todo estaba listo y dispuesto para ser cargado, me coordiné con el forwarder (embarcador) y pensé que ya todo recorrería un conducto normal. Pero la chica de lentes “quema hormigas” me tenía preparada inesperadas e intensas emociones.
 
Continuará....

sábado, 24 de enero de 2015

La Creatividad Desbordante de las Notarías Chinas


Después de haber vivido tres años en China volvimos con la familia a nuestro país a fines de junio del 2014. Pero al poco tiempo tuve que retornar a Shenzhen por negocios. Tenía muchos asuntos pendientes pero el más importante de todos era hacer los trámites para que mis hijos de diez y quince años pudieran convalidar sus notas de lo que estudiaron en sus colegios en China.

Según averiguó la Patty (mi señora) en el Ministerio de Educación el proceso consistía en que debía ir al Consulado de Chile en Guangzhou cerca de Shenzhen y pedir que me validaran las notas de los niños y luego mandarlas a Chile o sea nada muy difícil.  Je!! y acá recurro a mi amigo mexicano Giovanni Contreras “Si quieres hacer reír a Dios a carcajadas háblale de tus planes”. Explicare en modo cronológico el asunto.

Día uno en la mañana: El Consulado.

Viajé especialmente a Guangzhou y me dirigí al Consulado de Chile ubicado en la moderna zona de Tianhe. Una vez allí hablé con la funcionaria Margarita una amable china que se expresaba en un correcto español. Le explico lo que requería y me dijo que estoy errado porque las notas son de colegios de China y por tanto ellos no pueden aceptarlos ya que sólo procesan documentos de Chile. Entonces el camino era el siguiente.

A)     Tomar las notas y llevarlas a una notaría China para que sean aprobados.

B)     La Notaría los manda al Bureau de Educación de China y los aprueba.

C)     El ministerio de educación Chino luego lo envía a su Ministerio de Relaciones Exteriores que lo timbra.

D)     Luego el ministerio lo manda al consulado de Chile en Guangzhou que pone la última firma y timbre y me los devuelven.

Ya nada parecía tan fácil. Le pregunté a Margarita cuanto puede tomar este asunto;  se encogió de hombros y sonrió con un dejo de compasión, no se necesitaban más palabras. Pero como era amable me dejó su celular como ayuda por cualquier cosa.

Con esta información a la salida del consulado le mandé un whatsapp a la Patty contándole lo ocurrido. Ella como buena mujer –perdón el sexismo- me dijo que lo hice todo mal que hay un artículo claro que me lo enviaría al mismo tiempo al celular donde se clarifica que los chilenos pueden hacer este trámite simplificado en el consulado y que lo que me habían dicho corresponde a los extranjeros que quieren convalidar calificaciones en Chile.

Ante esto llamé a Margarita, le conté el tema y que me gustaría hablar con el cónsul, me indicó que lo puedo encontrar en la tarde. Así que me quedé a almorzar en la ciudad para poder entrevistarme con la máxima autoridad de Chile en esas remotas tierras.

Día 1 en la tarde: El Cónsul

Después de alrededor de una hora de espera me recibió el cónsul. Le expliqué la problemática,  le mostré el artículo mandado por mi Patty y todo. Me reiteró que los consulados de Chile no pueden legalizar notas o documentos que no sean de Chile y que todo lo dicho por Margarita era correcto. Ante mi insistencia de que como el ministerio va a indicar algo y ellos otra cosa –soy insufrible para ello- me ofreció hacer una fotocopia legalizada de los documentos que sólo acredita que son originales y que el da fe de haberlos revisado, pero que en ningún caso significa que el notarió dichos papeles. Me dijo que quizás eso pueda ser suficiente en Chile. Pagué como 400 yuanes 36.000 pesos chilenos y me llevé los documentos firmados pensando que ya estaba todo solucionado. Pero no!

Al día siguiente la Patty con los nuevos antecedentes  decidió concurrir en persona al ministerio de educación de Chile donde le dijeron crudamente que perdí el tiempo y el dinero y que si no están notariadas las calificaciones no valen y que por tanto debo seguir el procedimiento misterioso que me indicaron en el consulado.
 

Día 2: El Chino Amante de la lengua de Shakespeare

Le pedí a mi amable asistente china Sven que se comunique con Margarita y le explique en chino todo lo que debo hacer y al mismo tiempo busque una notaría en Shenzhen para seguir avanzando. Ni idea tenía yo que existían notarias en China.

Al día siguiente con la ubicación y el conocimiento adecuados partimos con Sven a una notaría en Nanshan Shenzhen. El lugar era una amplia y fría sala ubicada en un piso alto de una de las tantas torres que se erigen en esta ciudad. Al llegar nos atendió un hombre joven que era algo así como de informaciones. El tipo revisó los papeles muy por arriba no más, con cara de “que es esta porquería extranjera” y rápidamente nos dijo que ellos no podían hacer nada porque los documentos estaban en inglés y no en chino. Le explicamos (más bien Sven lo hizo) que los documentos no podían estar en Chino porque se trataba de dos colegio Internacionales y que emitían todo en Inglés. Ante esto el tipo agarró las más de diez hojas de las calificaciones y se fue a una oficina lejos a hablar con su supervisor. Volvió diciéndonos que aceptaban que podían estar inglés. O sea buenísimo. Pero a continuación me pidió un certificado de nacimiento de los niños. Se lo entregué. Alegó que nos servían porque no estaban en Ingles. Le explicamos que en Chile se habla español. Dijo que no importaba debía ser inglés. Insistimos que es imposible que el Servicio de Registro Civil chileno emita documentos en otros idiomas. Entonces agarró nuevamente el turro de papeles y de nuevo se fue a esconder donde su supervisor. Esta vez volvió con que su jefe ratificaba que todo debía ser escrito en el lenguaje de Shakespeare y además debía traer conmigo los pasaportes de mis hijos que por cierto estaban en mi país. Intenté alegar pero Sven me detuvo y me dijo “estos tipos del gobierno nunca cambian de idea”. Frustrado me fui. ¿Cómo lo haría para conseguir los benditos certificados en Ingles?. Y además eso habría que hacerlo en Chile y luego la Patty me debía mandar todo por DHL lo que era una pérdida de al menos diez días y mi tiempo en China no era eterno.
 

Día 3: La China Amante de la lengua de Cervantes

Con el apoyo de nuestra amiga abogado Loreto Urqueta que justamente se dedica a la traducción de complejos documentos legales  la Patty logró tener los benditos certificados traducidos y notariados en Chile más los pasaportes de los niños. A los diez días ya habían llegado a Shenzhen.  Sven me recomendó que esta vez no fuéramos a la misma notaría ya que está era sólo una sucursal de otra más grande que entendía mejor estos problemas. De esta forma partimos al céntrico distrito de Futian con la carpeta llena de papeles.

Al llegar sacamos número y luego de un rato nos atendió una señora. Sven le pasó las notas y los certificados y le explicó todo. Ella echa una mirada como sin ganas del legajo y le respondió a mi asistente con cara de negativa a lo que a su vez replica Sven subiéndole el tono y así fue creciendo la temperatura de la discusión. Sin saber chino tenía certeza que la sopa se había aguado. Finalmente me tradujo “Esta señora que no hace ningún esfuerzo me está diciendo que como las notas son para Chile y ahí se habla español hay que traducir todos los documentos al español incluido los certificados de nacimiento”.

Ya a esta altura comencé a perder completamente la paciencia veía que me quedaba menos tiempo y que en los tres intentos aún no pasaba siquiera por ventanilla. Peor, ni avizoraba si alguna vez se dignarían a tomarlos cuanto demorarían por su parte los ministerios chinos. Decidimos con Sven que la respuesta de la bendita mujer era demasiado absurda y que al otro día probaríamos con la sucursal a la que habíamos ido la primera vez ya que teníamos traducidos los certificados como ellos pidieron.
 

Día 4: Se decreta que los timbres en Chile serán con caracteres Chinos:

En la mañana fuimos a la notaría sucursal de Nanshan. Esta vez no estaba el muchacho joven pero en su lugar había una Chica encargada. Otra vez Sven explicó y recordó lo que ellos mismos habían solicitado. La niña miro los papeles y exigió esta vez que todo se tradujera el chino. Ya la colección de idiomas en que pedían todo era increíble: español, chino, Ingles y si íbamos a otra notaría capaz que esperanto. Nuevamente Sven sufrió reclamando y gesticulando. Además dijo la mujercilla que si aprobaban que todo fuera en ingles se necesitarían los certificados de nacimiento. Se los volvimos a mostrar. No le gustaron, estaban erróneos según ella porque EL TIMBRE DE LA NOTARÍA CHILENA DEBIA ESTAR TAMBIEN EN CHINO. Acá ya pasábamos de película de suspenso a Terror, seguramente el notario en Chile iba a decir “No hay problema, excelente idea,  vamos a cambiar todos los timbres de mis oficinas y de ahora delante todo lo que timbremos va a ir en caracteres chinos, ya el español nos aburre”. El tema es que no sacamos de ahí a la susodicha y fue otro día de fracaso.

 Día 5: Sólo con patente vale.

Decidimos con Sven probar otra notaría. Como cada una improvisaba quizás con esta tercera teníamos suerte.

Nos atendió un señor que era orientalista al parecer. La misma cara de indiferencia  para revisar mi turro, ni siquiera tocó los papeles. Su conclusión express: De nada servía ninguna hoja  si no estaba en el idioma de Confucio. Además necesitábamos llevar la PATENTE DE FUNCIONAMIENTO de una de las escuelas ya que él personalmente no la conocía y el no firmaba cuestiones o instituciones que el alguna vez no haya visto. Otra excentricidad.

 Día 6: El tío Sam también Pelotea.

Partí a la escuela QSI en la que había  estudiado mi hijo mayor que es un colegio de currículo estadounidense a hablar con la encargada académica que era del mismo país. Le expuse que ya estaba desesperado y que por favor tradujeran todo al chino y me pasaran el diploma con vidrio y todo de la patente para que los benditos burócratas comenzaran a timbrar las calificaciones. Me explicó que era  imposible porque como norma al ser un colegio internacional todo lo emiten en estricto Ingles. Pero que de todos modos mande un mail explicando la situación y ella hablaría a la tarde con la central de la escuela en Norteamérica para ver qué hacer. Me fui y al poco rato me escribió  indicando que me podían dar una copia de la patente pero que no podían traducir las notas.

 
Día 7: Ultra mega traducción por 3000 yuanes.

Concurrimos a la última notaría con los certificados traducidos, las notas notariadas, la patente y por tanto una carpeta que ganaba peso y poliglotismo. Le explicamos con temor al mismo señor del otro día  que el colegio no traducía las notas al chino pero que teníamos la patente. No le gustó, entonces apurado y de mala manera nos rechazó todo y que nos fuéramos a la oficina 24 donde traducciones para que las más de veinte páginas fueran traducidas al chino sin importar lo que contengan.

En la oficina 24 la traductora nos hizo esperar como una hora y luego nos dio la tarifa de la traducción que correspondía a 3000 yuanes o sea 300.000 pesos chilenos una locura y además lo tendría todo en diez días lo que ya era muy tarde.

Estuve a punto de pagar cuando comencé a pensar que tal si me iba bien y lograba que está mugrosa notaría me recibiera por fin todos los documentos en Chino y luego los timbraran y pasara todo el trámite. De seguro en Chile nadie recibiría dichos documentos en caracteres indescifrables. Así que decidí pensarlo un poco y me fui con toda la frustración que en largos días y horas perdidas ni siquiera había logrado que me recibieran nada de nada o sea no había avanzado un centímetro desde el comienzo. Ya veía que mis hijos iban a perder el año y peor todo el esfuerzo hecho de adaptarse a sus colegios chinos en tres años no había valido mucho en términos formales.
 

Día 8: Luz al final del Túnel .

Días después la Patty por contactos –como se usa en Chile- logró hablar con la encargada máxima de los trámites de convalidación en el ministerio de educación chileno. La señora le explico que efectivamente todo lo que estaba haciendo no servía para nada, que si las calificaciones llegaban en Chino nadie las aceptaría y que para peor como uno de los colegios era estadounidense luego se debía además mandar las notas al país del norte, o sea más trámites y enredos con otro país adicional. Así que lo mejor era que mis chicos hicieran exámenes libres que era otra modalidad que evitaba la convalidación y resultaba mucho más sencillo. Hablamos con el colegio de los niños les explicamos el procedimiento y todo bien,  de milagro y luego de este largo peregrinaje el nudo zafó

Por último luego en China hablé con un amigo colombiano que me explicó lo que ya yo mismo había intuido:

“Hermano esto no es como en occidente, acá no hay un procedimiento claro sobre lo que se debe hacer en cada trámite, los tipos del gobierno te pueden pedir lo que se les ocurra en el momento según su creatividad”.

jueves, 8 de enero de 2015

Haciendo (sufriendo) Negocios con Eureka

Eureka era mi proveedor de unos muebles modulares que le exporto a uno de mis clientes chilenos. No es un lapsus, su nombre es igual a la famosa expresión de Arquímedes. Alguien podrá decir que cómo se me ocurre hacer negocios con gente con nombres tan ridículos y algo de razón pueden tener. En mi juventud  contraté en Chile al “Valderrama” (personaje igual al 10 colombiano) y al “Chocopanda”,  dos maestros  (albañiles de la construcción) que me debían hacer un trabajo de reparación en mi casa y que finalmente me estafaron groseramente.

No obstante, en China en el último tiempo les ha dado con exagerar esto de la creatividad denominativa ya he conocido a una chica llamada Cookie (galleta), otra Winter (Invierno), Sunny (soleada), Kitty (Gatita) y Tiramisu (postre italiano) todas ellas respetables señoritas  para que no se piense que estoy cambiando de rubro.


Volvamos a Eureka. Él es un trader con altos contactos en la ciudad por excelencia de los muebles que es Foshan. Allí, muchas fábricas no tienen licencias de exportación y trabajan con tipos como él que sí tengan dicho permiso y además, hablen inglés que es la llave maestra para poder hacer negocios con Extranjeros. Gordito, de lentes gruesos, carácter alegre, fanático del Barcelona y del fútbol, nunca había tenido mayores inconvenientes con él y, más aún, teníamos condiciones de pago muy convenientes y flexibles, algo muy difícil de conseguir en estas latitudes.


Ya habíamos trabajado juntos con Eureka en otras importaciones. Solo que en la orden anterior le había comprado unos set de mesas de centro de madera aglomerada que en general habían andado bien,  pero a un modelo específico  mi cliente le detectó un problema. El revestimiento que simula la madera o el mármol se despegaba en los bordes con relativa facilidad. Por ello, en esta reposición de las mismas,  acordé con él cambio del pegamento, doble control de calidad en fábrica y envío de  una muestra a mi oficina en Shenzhen que demostrara la mejora del producto, antes de mandar a hacer la producción.


Hasta aquí, todo bien pusimos la orden y, tal como acostumbramos en nuestra empresa, fui personalmente a hacer la inspección de la mercadería antes de pagarla y embarcarla.  Un control de calidad muy exhaustivo en base a un protocolo de revisión de una muestra aleatoria  del producto armado, especificaciones, manuales y  otro conjunto de procedimientos que ayudan a asegurar que todo se enviaría correctamente.


 


La sorpresa


Partí casi a las 6:30 de la mañana desde Shenzhen y Eureka me recogió en el terminal de buses de Foshan a eso de las 10:00. Ahí al poco andar en su auto me comentó que últimamente el negocio de los muebles no iba tan bien así que había vendido su empresa y ahora estaba dedicado al negocio financiero aperturando cartas de créditos orientadas principalmente a dos mercados, Rusia y Etiopía. Fue el primer balde de agua fría.  ¿Qué haría si tenía un nuevo pedido de mi cliente y este señor estaba dedicado a las matruskas y al café? Me aseguró que no me preocupara que él me seguiría apoyando, que me daría los mails del gerente de la fábrica (el detalle es que hablaba sólo chino) y una serie de explicaciones contradictorias que no me dejaron tranquilo y de inmediato me hicieron pensar que era hora de cambio de proveedor.


Luego me llevó a  un restaurant árabe donde estaba promocionando su nueva empresa entre la clientela de Medio Oriente y luego sus nuevas oficinas mientras llegaba el gerente de la empresa de muebles. El asunto me tenía inquieto ya que la fábrica no estaba precisamente en Foshan sino en Yangjiang que quedaba a dos horas de allí y esperar al gerente me hacía perder tiempo. Con harto atraso llegó el señor en cuestión  y partimos, por fin, en el largo trayecto en auto. En el camino hablamos de fútbol, el gerente preguntó por Chile, el vino, las mujeres y todo lo habitual, Eureka traducía y así se pasó el tiempo.


Llegando a la fábrica comencé mi trabajo inmediatamente y fui exigiendo la apertura de cajas, el armado de los muebles, etc. Todo marchaba relativamente bien. Hasta ahí sólo un problema,  habían unos muebles que debían ir en caja individual y Eureka había mandado a empacarlo en set de a dos. No me gustó el asunto y comenzamos a discutir para que solucionaran el tema, ya que mi cliente los vendía individuales. Ahí se produjo el segundo inconveniente, Eureka alegó que cambiar las cajas era caro que él debía pagarlo de su bolsillo, que le costaría 200 dólares.  Pero como era error de él y yo tenía el poder del pago final correspondiente al 70% del negocio me puse duro y debió ceder. No obstante, se molestó y  comenzó a exhibir un gesto duro e incómodo que contrastaba con su habitual estado amistoso.


Deliberadamente, para el final dejé el modelo de mesas que en Chile habían tenido problema de pegado. Pedí el armado de varias y la apertura de cajas. Pude ver que efectivamente se había mejorado el pegamento, pero que igual algunas unidades tenían los bordes despegados, éste ya era un tema más serio porque había sido - como conté - algo que habíamos negociado en detalle con muestra industrial de por medio. Por tanto pedí más apertura de cajas y el problema se seguía repitiendo de tanto en tanto. Entonces le exigí firmemente que arreglara la falla, que el asunto no estaba 100% reparado y que el acuerdo era que las superficies debían quedar tan bien pegadas como la muestra industrial que me envió.  En ese minuto el chino se puso nervioso, comenzó a hablar con el gerente que le movía la cabeza y le decía que no. “Tú quieres que te venda un producto de calidad europea a precio africano” como diciéndome quieres calidad pagando poco. Le respondí que nada que ver sólo quería lo que él mismo me había ofrecido. Pero el enojado y subiendo el tono de voz me mostró que habían cambiado el pegamento y que el producto estaba bien. Luego en el mismo tono dijo que él le había insistido que se preocuparan los trabajadores, pero no le habían hecho caso y una mezcla rara entre enojo, contradicción y puros enredos.


Nos subimos al auto de vuelta a Foshan, esa noche me debía quedar en un hotel, ya que al otro día debía hacer otra inspección. El problema no era tan grave pero yo quería que el proveedor respondiera como corresponde. Saqué mi computador y le mostré un video donde estaba el testeo de la muestra que él me había enviado. “así debió quedar y no despegado”. En ese momento el dulce y bonachón amigo chino se puso rojo de furia, me tiro el computador encima, comenzó a golpear el auto, se dio vuelta mirándome con rabia y me dijo “Tu quieres tus fucking mesas a precio de África y calidad europea, eso no existe en China, eres un fucking cliente, pidiendo fucking productos imposibles, y este fucking negocio no se va a hacer, hoy te devuelvo tus fucking dólares del depósito y no quiero saber más de tu fucking existencia” .


No lo podía creer, primera vez en diez años que un proveedor me gritaba y me insultaba. Peor aún, me amenazaba abiertamente con no enviarme los productos, cuestión complicadísima porque mi cliente ya tenía vendida la producción en Chile. O sea, ponía en riesgo gravemente la relación con mi cliente y a su vez mi este  quedaba en la misma situación con los suyos. Era recién el inicio del camino y me quedaban dos horas de viaje de vuelta con este personaje endemoniado que ya no me hablaba de la familia ni del tiempo, sino que además comenzaba a escupir haciendo gargajos a mi juicio deliberados y lanzándolos por la ventana.


En medio de tamaña crisis, traté de guardar la calma, y me fui pensando como desatar este nudo. Como ya era de noche conversé en su mañana con mi cliente por Whatsapp, le expliqué el problema y le pedí poder negociador para buscar una salida. Como estaba en estado de “urgimiento” con la llegada pronta de las mesas y además nos tiene confianza me pidió que lo resolviera según mi criterio.


En verdad quería convertir a Eureka en sopa de Chowmein pero había que actuar buscando el mal menor. A la hora y media de viaje el personaje seguía silencioso pero ya no estaba rojo de furia, sorpresivamente se da vuelta y me dice: “¿Qué te parece si vamos a comer a una parrilla de Foshan”. Los chinos tienen la costumbre de invitar a comer a sus clientes pero se supone que yo era un reverendo “fucking” entonces no entendía la invitación pero la tomé como una buena señal.


Finalmente, llegamos al restaurant y al bajarnos del auto le dije: “Eureka somos amigos de hace tiempo, busquemos una solución a este problema, yo no quiero que terminemos enojados” y ahí el hombre como que se relajó y me hizo un gesto de “ok”.


El restaurant era una mala copia de una churrasquería  brasileña como muchos que hay en China. En ese momento se me ocurrió hacer una jugada: “Eureka para arreglar este asunto porque no me mandas con el pedido, 80 superficies de repuesto de mesas, así si alguna sale despegada la cambiamos por esta y así no discutimos más”.  Me había lanzado un poco hacia arriba, jamás saldrían tantas mesas con problemas. “No,  lo que haremos es que te mandaré 120 superficies de repuesto y perdóname por mi mal humor de hoy”. Problema resuelto. Le avisé a mi cliente por Whatsapp y estaba más que conforme.


De locos


Al rato llegó la señora de Eureka y sus dos hijos de 8 y 5 años. Me saludó efusivamente, me regaló una bolsa de chocolate, té y Nescafé que me tenía preparada. Los niños me hablaban en inglés me abrazaban y se sacaban fotos conmigo. Aun no me encajaba en la cabeza cómo el fucking cliente a las pocas horas ya era de la familia. Incluso, la mujer del proveedor del nombre absurdo me invitó a que me fuera a cenar a su casa. Pero ya era mucho, sólo quería llegar a mi habitación  a descansar de tamaño estrés que casi me perfora el estómago. Así que me llevó a mi hotel, se volvió a disculpar y listo.


Pero aún quedaba historia. Ya en mi oficina en Shenzhen algunos días después me comenzó a escribir por QQ que es el sistema de chat universalmente usado por los chinos. “Johny, no te voy a dar el crédito que te prometí, como tuve un mal comportamiento contigo creo que si te envío los productos no me los vas a pagar por estar enojado así que deposítame el 100% si quieres que te despache”. Otra Eurekeada. Resulta que como él me había gritado e insultado yo debía sufrir las consecuencias del cambio del sistema de pago que además fue firmado en un contrato con mi empresa. Tuve que pedirle a mi embarcador que le firmara un nuevo contrato asegurándole que no me liberarían la mercadería en Chile si yo no le pagaba el total.


Como ven salí airoso pero no hago más negocios ni con Eureka, ni con Aleluya, ni con Sócrates o el señor Reflauta.