Después de haber
vivido tres años en China volvimos con la familia a nuestro país a fines de
junio del 2014. Pero al poco tiempo tuve que retornar a Shenzhen por negocios.
Tenía muchos asuntos pendientes pero el más importante de todos era hacer los
trámites para que mis hijos de diez y quince años pudieran convalidar sus notas
de lo que estudiaron en sus colegios en China.
Según averiguó la
Patty (mi señora) en el Ministerio de Educación el proceso consistía en que
debía ir al Consulado de Chile en Guangzhou cerca de Shenzhen y pedir que me validaran
las notas de los niños y luego mandarlas a Chile o sea nada muy difícil. Je!! y acá recurro a mi amigo mexicano
Giovanni Contreras “Si quieres hacer reír a Dios a carcajadas háblale de tus
planes”. Explicare en modo cronológico el asunto.
Día uno en la mañana: El Consulado.
Viajé
especialmente a Guangzhou y me dirigí al Consulado de Chile ubicado en la
moderna zona de Tianhe. Una vez allí hablé con la funcionaria Margarita una
amable china que se expresaba en un correcto español. Le explico lo que requería
y me dijo que estoy errado porque las notas son de colegios de China y por
tanto ellos no pueden aceptarlos ya que sólo procesan documentos de Chile. Entonces
el camino era el siguiente.
A)
Tomar
las notas y llevarlas a una notaría China para que sean aprobados.
B)
La
Notaría los manda al Bureau de Educación de China y los aprueba.
C)
El
ministerio de educación Chino luego lo envía a su Ministerio de Relaciones Exteriores
que lo timbra.
D)
Luego
el ministerio lo manda al consulado de Chile en Guangzhou que pone la última
firma y timbre y me los devuelven.
Ya nada parecía
tan fácil. Le pregunté a Margarita cuanto puede tomar este asunto; se encogió de hombros y sonrió con un dejo de
compasión, no se necesitaban más palabras. Pero como era amable me dejó su
celular como ayuda por cualquier cosa.
Con esta
información a la salida del consulado le mandé un whatsapp a la Patty
contándole lo ocurrido. Ella como buena mujer –perdón el sexismo- me dijo que
lo hice todo mal que hay un artículo claro que me lo enviaría al mismo tiempo
al celular donde se clarifica que los chilenos pueden hacer este trámite
simplificado en el consulado y que lo que me habían dicho corresponde a los
extranjeros que quieren convalidar calificaciones en Chile.
Ante esto llamé a
Margarita, le conté el tema y que me gustaría hablar con el cónsul, me indicó
que lo puedo encontrar en la tarde. Así que me quedé a almorzar en la ciudad
para poder entrevistarme con la máxima autoridad de Chile en esas remotas
tierras.
Día 1 en la tarde: El Cónsul
Después de
alrededor de una hora de espera me recibió el cónsul. Le expliqué la
problemática, le mostré el artículo
mandado por mi Patty y todo. Me reiteró que los consulados de Chile no pueden
legalizar notas o documentos que no sean de Chile y que todo lo dicho por
Margarita era correcto. Ante mi insistencia de que como el ministerio va a
indicar algo y ellos otra cosa –soy insufrible para ello- me ofreció hacer una
fotocopia legalizada de los documentos que sólo acredita que son originales y
que el da fe de haberlos revisado, pero que en ningún caso significa que el
notarió dichos papeles. Me dijo que quizás eso pueda ser suficiente en Chile.
Pagué como 400 yuanes 36.000 pesos chilenos y me llevé los documentos firmados pensando
que ya estaba todo solucionado. Pero no!
Al día siguiente la
Patty con los nuevos antecedentes
decidió concurrir en persona al ministerio de educación de Chile donde
le dijeron crudamente que perdí el tiempo y el dinero y que si no están notariadas
las calificaciones no valen y que por tanto debo seguir el procedimiento
misterioso que me indicaron en el consulado.
Día 2: El Chino Amante de la lengua de Shakespeare
Le pedí a mi amable
asistente china Sven que se comunique con Margarita y le explique en chino todo
lo que debo hacer y al mismo tiempo busque una notaría en Shenzhen para seguir
avanzando. Ni idea tenía yo que existían notarias en China.
Al día siguiente
con la ubicación y el conocimiento adecuados partimos con Sven a una notaría en
Nanshan Shenzhen. El lugar era una amplia y fría sala ubicada en un piso alto
de una de las tantas torres que se erigen en esta ciudad. Al llegar nos atendió
un hombre joven que era algo así como de informaciones. El tipo revisó los
papeles muy por arriba no más, con cara de “que es esta porquería extranjera” y
rápidamente nos dijo que ellos no podían hacer nada porque los documentos
estaban en inglés y no en chino. Le explicamos (más bien Sven lo hizo) que los
documentos no podían estar en Chino porque se trataba de dos colegio
Internacionales y que emitían todo en Inglés. Ante esto el tipo agarró las más
de diez hojas de las calificaciones y se fue a una oficina lejos a hablar con
su supervisor. Volvió diciéndonos que aceptaban que podían estar inglés. O sea
buenísimo. Pero a continuación me pidió un certificado de nacimiento de los
niños. Se lo entregué. Alegó que nos servían porque no estaban en Ingles. Le
explicamos que en Chile se habla español. Dijo que no importaba debía ser inglés.
Insistimos que es imposible que el Servicio de Registro Civil chileno emita
documentos en otros idiomas. Entonces agarró nuevamente el turro de papeles y
de nuevo se fue a esconder donde su supervisor. Esta vez volvió con que su jefe
ratificaba que todo debía ser escrito en el lenguaje de Shakespeare y además
debía traer conmigo los pasaportes de mis hijos que por cierto estaban en mi
país. Intenté alegar pero Sven me detuvo y me dijo “estos tipos del gobierno
nunca cambian de idea”. Frustrado me fui. ¿Cómo lo haría para conseguir los
benditos certificados en Ingles?. Y además eso habría que hacerlo en Chile y
luego la Patty me debía mandar todo por DHL lo que era una pérdida de al menos
diez días y mi tiempo en China no era eterno.
Día 3: La China Amante de la lengua de Cervantes
Con el apoyo de
nuestra amiga abogado Loreto Urqueta que justamente se dedica a la traducción
de complejos documentos legales la Patty
logró tener los benditos certificados traducidos y notariados en Chile más los
pasaportes de los niños. A los diez días ya habían llegado a Shenzhen. Sven me recomendó que esta vez no fuéramos a
la misma notaría ya que está era sólo una sucursal de otra más grande que
entendía mejor estos problemas. De esta forma partimos al céntrico distrito de
Futian con la carpeta llena de papeles.
Al llegar sacamos
número y luego de un rato nos atendió una señora. Sven le pasó las notas y los
certificados y le explicó todo. Ella echa una mirada como sin ganas del legajo
y le respondió a mi asistente con cara de negativa a lo que a su vez replica
Sven subiéndole el tono y así fue creciendo la temperatura de la discusión. Sin
saber chino tenía certeza que la sopa se había aguado. Finalmente me tradujo
“Esta señora que no hace ningún esfuerzo me está diciendo que como las notas
son para Chile y ahí se habla español hay que traducir todos los documentos al
español incluido los certificados de nacimiento”.
Ya a esta altura
comencé a perder completamente la paciencia veía que me quedaba menos tiempo y
que en los tres intentos aún no pasaba siquiera por ventanilla. Peor, ni avizoraba
si alguna vez se dignarían a tomarlos cuanto demorarían por su parte los
ministerios chinos. Decidimos con Sven que la respuesta de la bendita mujer era
demasiado absurda y que al otro día probaríamos con la sucursal a la que
habíamos ido la primera vez ya que teníamos traducidos los certificados como
ellos pidieron.
Día 4: Se decreta que los timbres en Chile serán
con caracteres Chinos:
En la mañana
fuimos a la notaría sucursal de Nanshan. Esta vez no estaba el muchacho joven
pero en su lugar había una Chica encargada. Otra vez Sven explicó y recordó lo
que ellos mismos habían solicitado. La niña miro los papeles y exigió esta vez que
todo se tradujera el chino. Ya la colección de idiomas en que pedían todo era
increíble: español, chino, Ingles y si íbamos a otra notaría capaz que esperanto.
Nuevamente Sven sufrió reclamando y gesticulando. Además dijo la mujercilla que
si aprobaban que todo fuera en ingles se necesitarían los certificados de
nacimiento. Se los volvimos a mostrar. No le gustaron, estaban erróneos según
ella porque EL TIMBRE DE LA NOTARÍA CHILENA DEBIA ESTAR TAMBIEN EN CHINO. Acá
ya pasábamos de película de suspenso a Terror, seguramente el notario en Chile
iba a decir “No hay problema, excelente idea,
vamos a cambiar todos los timbres de mis oficinas y de ahora delante
todo lo que timbremos va a ir en caracteres chinos, ya el español nos aburre”.
El tema es que no sacamos de ahí a la susodicha y fue otro día de fracaso.
Decidimos con
Sven probar otra notaría. Como cada una improvisaba quizás con esta tercera
teníamos suerte.
Nos atendió un
señor que era orientalista al parecer. La misma cara de indiferencia para revisar mi turro, ni siquiera tocó los
papeles. Su conclusión express: De nada servía ninguna hoja si no estaba en el idioma de Confucio. Además
necesitábamos llevar la PATENTE DE FUNCIONAMIENTO de una de las escuelas ya que
él personalmente no la conocía y el no firmaba cuestiones o instituciones que
el alguna vez no haya visto. Otra excentricidad.
Partí a la
escuela QSI en la que había estudiado mi
hijo mayor que es un colegio de currículo estadounidense a hablar con la
encargada académica que era del mismo país. Le expuse que ya estaba desesperado
y que por favor tradujeran todo al chino y me pasaran el diploma con vidrio y
todo de la patente para que los benditos burócratas comenzaran a timbrar las calificaciones.
Me explicó que era imposible porque como
norma al ser un colegio internacional todo lo emiten en estricto Ingles. Pero que
de todos modos mande un mail explicando la situación y ella hablaría a la tarde
con la central de la escuela en Norteamérica para ver qué hacer. Me fui y al
poco rato me escribió indicando que me
podían dar una copia de la patente pero que no podían traducir las notas.
Día 7: Ultra mega traducción por 3000 yuanes.
Concurrimos a la
última notaría con los certificados traducidos, las notas notariadas, la
patente y por tanto una carpeta que ganaba peso y poliglotismo. Le explicamos con
temor al mismo señor del otro día que el
colegio no traducía las notas al chino pero que teníamos la patente. No le
gustó, entonces apurado y de mala manera nos rechazó todo y que nos fuéramos a
la oficina 24 donde traducciones para que las más de veinte páginas fueran
traducidas al chino sin importar lo que contengan.
En la oficina 24
la traductora nos hizo esperar como una hora y luego nos dio la tarifa de la
traducción que correspondía a 3000 yuanes o sea 300.000 pesos chilenos una
locura y además lo tendría todo en diez días lo que ya era muy tarde.
Estuve a punto de
pagar cuando comencé a pensar que tal si me iba bien y lograba que está mugrosa
notaría me recibiera por fin todos los documentos en Chino y luego los
timbraran y pasara todo el trámite. De seguro en Chile nadie recibiría dichos
documentos en caracteres indescifrables. Así que decidí pensarlo un poco y me
fui con toda la frustración que en largos días y horas perdidas ni siquiera
había logrado que me recibieran nada de nada o sea no había avanzado un
centímetro desde el comienzo. Ya veía que mis hijos iban a perder el año y peor
todo el esfuerzo hecho de adaptarse a sus colegios chinos en tres años no había
valido mucho en términos formales.
Día 8: Luz al final del Túnel .
Días después la
Patty por contactos –como se usa en Chile- logró hablar con la encargada máxima
de los trámites de convalidación en el ministerio de educación chileno. La
señora le explico que efectivamente todo lo que estaba haciendo no servía para
nada, que si las calificaciones llegaban en Chino nadie las aceptaría y que
para peor como uno de los colegios era estadounidense luego se debía además
mandar las notas al país del norte, o sea más trámites y enredos con otro país
adicional. Así que lo mejor era que mis chicos hicieran exámenes libres que era
otra modalidad que evitaba la convalidación y resultaba mucho más sencillo. Hablamos
con el colegio de los niños les explicamos el procedimiento y todo bien, de milagro y luego de este largo peregrinaje el
nudo zafó
Por último luego
en China hablé con un amigo colombiano que me explicó lo que ya yo mismo había
intuido:
“Hermano esto no
es como en occidente, acá no hay un procedimiento claro sobre lo que se debe
hacer en cada trámite, los tipos del gobierno te pueden pedir lo que se les
ocurra en el momento según su creatividad”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario