sábado, 24 de enero de 2015

La Creatividad Desbordante de las Notarías Chinas


Después de haber vivido tres años en China volvimos con la familia a nuestro país a fines de junio del 2014. Pero al poco tiempo tuve que retornar a Shenzhen por negocios. Tenía muchos asuntos pendientes pero el más importante de todos era hacer los trámites para que mis hijos de diez y quince años pudieran convalidar sus notas de lo que estudiaron en sus colegios en China.

Según averiguó la Patty (mi señora) en el Ministerio de Educación el proceso consistía en que debía ir al Consulado de Chile en Guangzhou cerca de Shenzhen y pedir que me validaran las notas de los niños y luego mandarlas a Chile o sea nada muy difícil.  Je!! y acá recurro a mi amigo mexicano Giovanni Contreras “Si quieres hacer reír a Dios a carcajadas háblale de tus planes”. Explicare en modo cronológico el asunto.

Día uno en la mañana: El Consulado.

Viajé especialmente a Guangzhou y me dirigí al Consulado de Chile ubicado en la moderna zona de Tianhe. Una vez allí hablé con la funcionaria Margarita una amable china que se expresaba en un correcto español. Le explico lo que requería y me dijo que estoy errado porque las notas son de colegios de China y por tanto ellos no pueden aceptarlos ya que sólo procesan documentos de Chile. Entonces el camino era el siguiente.

A)     Tomar las notas y llevarlas a una notaría China para que sean aprobados.

B)     La Notaría los manda al Bureau de Educación de China y los aprueba.

C)     El ministerio de educación Chino luego lo envía a su Ministerio de Relaciones Exteriores que lo timbra.

D)     Luego el ministerio lo manda al consulado de Chile en Guangzhou que pone la última firma y timbre y me los devuelven.

Ya nada parecía tan fácil. Le pregunté a Margarita cuanto puede tomar este asunto;  se encogió de hombros y sonrió con un dejo de compasión, no se necesitaban más palabras. Pero como era amable me dejó su celular como ayuda por cualquier cosa.

Con esta información a la salida del consulado le mandé un whatsapp a la Patty contándole lo ocurrido. Ella como buena mujer –perdón el sexismo- me dijo que lo hice todo mal que hay un artículo claro que me lo enviaría al mismo tiempo al celular donde se clarifica que los chilenos pueden hacer este trámite simplificado en el consulado y que lo que me habían dicho corresponde a los extranjeros que quieren convalidar calificaciones en Chile.

Ante esto llamé a Margarita, le conté el tema y que me gustaría hablar con el cónsul, me indicó que lo puedo encontrar en la tarde. Así que me quedé a almorzar en la ciudad para poder entrevistarme con la máxima autoridad de Chile en esas remotas tierras.

Día 1 en la tarde: El Cónsul

Después de alrededor de una hora de espera me recibió el cónsul. Le expliqué la problemática,  le mostré el artículo mandado por mi Patty y todo. Me reiteró que los consulados de Chile no pueden legalizar notas o documentos que no sean de Chile y que todo lo dicho por Margarita era correcto. Ante mi insistencia de que como el ministerio va a indicar algo y ellos otra cosa –soy insufrible para ello- me ofreció hacer una fotocopia legalizada de los documentos que sólo acredita que son originales y que el da fe de haberlos revisado, pero que en ningún caso significa que el notarió dichos papeles. Me dijo que quizás eso pueda ser suficiente en Chile. Pagué como 400 yuanes 36.000 pesos chilenos y me llevé los documentos firmados pensando que ya estaba todo solucionado. Pero no!

Al día siguiente la Patty con los nuevos antecedentes  decidió concurrir en persona al ministerio de educación de Chile donde le dijeron crudamente que perdí el tiempo y el dinero y que si no están notariadas las calificaciones no valen y que por tanto debo seguir el procedimiento misterioso que me indicaron en el consulado.
 

Día 2: El Chino Amante de la lengua de Shakespeare

Le pedí a mi amable asistente china Sven que se comunique con Margarita y le explique en chino todo lo que debo hacer y al mismo tiempo busque una notaría en Shenzhen para seguir avanzando. Ni idea tenía yo que existían notarias en China.

Al día siguiente con la ubicación y el conocimiento adecuados partimos con Sven a una notaría en Nanshan Shenzhen. El lugar era una amplia y fría sala ubicada en un piso alto de una de las tantas torres que se erigen en esta ciudad. Al llegar nos atendió un hombre joven que era algo así como de informaciones. El tipo revisó los papeles muy por arriba no más, con cara de “que es esta porquería extranjera” y rápidamente nos dijo que ellos no podían hacer nada porque los documentos estaban en inglés y no en chino. Le explicamos (más bien Sven lo hizo) que los documentos no podían estar en Chino porque se trataba de dos colegio Internacionales y que emitían todo en Inglés. Ante esto el tipo agarró las más de diez hojas de las calificaciones y se fue a una oficina lejos a hablar con su supervisor. Volvió diciéndonos que aceptaban que podían estar inglés. O sea buenísimo. Pero a continuación me pidió un certificado de nacimiento de los niños. Se lo entregué. Alegó que nos servían porque no estaban en Ingles. Le explicamos que en Chile se habla español. Dijo que no importaba debía ser inglés. Insistimos que es imposible que el Servicio de Registro Civil chileno emita documentos en otros idiomas. Entonces agarró nuevamente el turro de papeles y de nuevo se fue a esconder donde su supervisor. Esta vez volvió con que su jefe ratificaba que todo debía ser escrito en el lenguaje de Shakespeare y además debía traer conmigo los pasaportes de mis hijos que por cierto estaban en mi país. Intenté alegar pero Sven me detuvo y me dijo “estos tipos del gobierno nunca cambian de idea”. Frustrado me fui. ¿Cómo lo haría para conseguir los benditos certificados en Ingles?. Y además eso habría que hacerlo en Chile y luego la Patty me debía mandar todo por DHL lo que era una pérdida de al menos diez días y mi tiempo en China no era eterno.
 

Día 3: La China Amante de la lengua de Cervantes

Con el apoyo de nuestra amiga abogado Loreto Urqueta que justamente se dedica a la traducción de complejos documentos legales  la Patty logró tener los benditos certificados traducidos y notariados en Chile más los pasaportes de los niños. A los diez días ya habían llegado a Shenzhen.  Sven me recomendó que esta vez no fuéramos a la misma notaría ya que está era sólo una sucursal de otra más grande que entendía mejor estos problemas. De esta forma partimos al céntrico distrito de Futian con la carpeta llena de papeles.

Al llegar sacamos número y luego de un rato nos atendió una señora. Sven le pasó las notas y los certificados y le explicó todo. Ella echa una mirada como sin ganas del legajo y le respondió a mi asistente con cara de negativa a lo que a su vez replica Sven subiéndole el tono y así fue creciendo la temperatura de la discusión. Sin saber chino tenía certeza que la sopa se había aguado. Finalmente me tradujo “Esta señora que no hace ningún esfuerzo me está diciendo que como las notas son para Chile y ahí se habla español hay que traducir todos los documentos al español incluido los certificados de nacimiento”.

Ya a esta altura comencé a perder completamente la paciencia veía que me quedaba menos tiempo y que en los tres intentos aún no pasaba siquiera por ventanilla. Peor, ni avizoraba si alguna vez se dignarían a tomarlos cuanto demorarían por su parte los ministerios chinos. Decidimos con Sven que la respuesta de la bendita mujer era demasiado absurda y que al otro día probaríamos con la sucursal a la que habíamos ido la primera vez ya que teníamos traducidos los certificados como ellos pidieron.
 

Día 4: Se decreta que los timbres en Chile serán con caracteres Chinos:

En la mañana fuimos a la notaría sucursal de Nanshan. Esta vez no estaba el muchacho joven pero en su lugar había una Chica encargada. Otra vez Sven explicó y recordó lo que ellos mismos habían solicitado. La niña miro los papeles y exigió esta vez que todo se tradujera el chino. Ya la colección de idiomas en que pedían todo era increíble: español, chino, Ingles y si íbamos a otra notaría capaz que esperanto. Nuevamente Sven sufrió reclamando y gesticulando. Además dijo la mujercilla que si aprobaban que todo fuera en ingles se necesitarían los certificados de nacimiento. Se los volvimos a mostrar. No le gustaron, estaban erróneos según ella porque EL TIMBRE DE LA NOTARÍA CHILENA DEBIA ESTAR TAMBIEN EN CHINO. Acá ya pasábamos de película de suspenso a Terror, seguramente el notario en Chile iba a decir “No hay problema, excelente idea,  vamos a cambiar todos los timbres de mis oficinas y de ahora delante todo lo que timbremos va a ir en caracteres chinos, ya el español nos aburre”. El tema es que no sacamos de ahí a la susodicha y fue otro día de fracaso.

 Día 5: Sólo con patente vale.

Decidimos con Sven probar otra notaría. Como cada una improvisaba quizás con esta tercera teníamos suerte.

Nos atendió un señor que era orientalista al parecer. La misma cara de indiferencia  para revisar mi turro, ni siquiera tocó los papeles. Su conclusión express: De nada servía ninguna hoja  si no estaba en el idioma de Confucio. Además necesitábamos llevar la PATENTE DE FUNCIONAMIENTO de una de las escuelas ya que él personalmente no la conocía y el no firmaba cuestiones o instituciones que el alguna vez no haya visto. Otra excentricidad.

 Día 6: El tío Sam también Pelotea.

Partí a la escuela QSI en la que había  estudiado mi hijo mayor que es un colegio de currículo estadounidense a hablar con la encargada académica que era del mismo país. Le expuse que ya estaba desesperado y que por favor tradujeran todo al chino y me pasaran el diploma con vidrio y todo de la patente para que los benditos burócratas comenzaran a timbrar las calificaciones. Me explicó que era  imposible porque como norma al ser un colegio internacional todo lo emiten en estricto Ingles. Pero que de todos modos mande un mail explicando la situación y ella hablaría a la tarde con la central de la escuela en Norteamérica para ver qué hacer. Me fui y al poco rato me escribió  indicando que me podían dar una copia de la patente pero que no podían traducir las notas.

 
Día 7: Ultra mega traducción por 3000 yuanes.

Concurrimos a la última notaría con los certificados traducidos, las notas notariadas, la patente y por tanto una carpeta que ganaba peso y poliglotismo. Le explicamos con temor al mismo señor del otro día  que el colegio no traducía las notas al chino pero que teníamos la patente. No le gustó, entonces apurado y de mala manera nos rechazó todo y que nos fuéramos a la oficina 24 donde traducciones para que las más de veinte páginas fueran traducidas al chino sin importar lo que contengan.

En la oficina 24 la traductora nos hizo esperar como una hora y luego nos dio la tarifa de la traducción que correspondía a 3000 yuanes o sea 300.000 pesos chilenos una locura y además lo tendría todo en diez días lo que ya era muy tarde.

Estuve a punto de pagar cuando comencé a pensar que tal si me iba bien y lograba que está mugrosa notaría me recibiera por fin todos los documentos en Chino y luego los timbraran y pasara todo el trámite. De seguro en Chile nadie recibiría dichos documentos en caracteres indescifrables. Así que decidí pensarlo un poco y me fui con toda la frustración que en largos días y horas perdidas ni siquiera había logrado que me recibieran nada de nada o sea no había avanzado un centímetro desde el comienzo. Ya veía que mis hijos iban a perder el año y peor todo el esfuerzo hecho de adaptarse a sus colegios chinos en tres años no había valido mucho en términos formales.
 

Día 8: Luz al final del Túnel .

Días después la Patty por contactos –como se usa en Chile- logró hablar con la encargada máxima de los trámites de convalidación en el ministerio de educación chileno. La señora le explico que efectivamente todo lo que estaba haciendo no servía para nada, que si las calificaciones llegaban en Chino nadie las aceptaría y que para peor como uno de los colegios era estadounidense luego se debía además mandar las notas al país del norte, o sea más trámites y enredos con otro país adicional. Así que lo mejor era que mis chicos hicieran exámenes libres que era otra modalidad que evitaba la convalidación y resultaba mucho más sencillo. Hablamos con el colegio de los niños les explicamos el procedimiento y todo bien,  de milagro y luego de este largo peregrinaje el nudo zafó

Por último luego en China hablé con un amigo colombiano que me explicó lo que ya yo mismo había intuido:

“Hermano esto no es como en occidente, acá no hay un procedimiento claro sobre lo que se debe hacer en cada trámite, los tipos del gobierno te pueden pedir lo que se les ocurra en el momento según su creatividad”.

jueves, 8 de enero de 2015

Haciendo (sufriendo) Negocios con Eureka

Eureka era mi proveedor de unos muebles modulares que le exporto a uno de mis clientes chilenos. No es un lapsus, su nombre es igual a la famosa expresión de Arquímedes. Alguien podrá decir que cómo se me ocurre hacer negocios con gente con nombres tan ridículos y algo de razón pueden tener. En mi juventud  contraté en Chile al “Valderrama” (personaje igual al 10 colombiano) y al “Chocopanda”,  dos maestros  (albañiles de la construcción) que me debían hacer un trabajo de reparación en mi casa y que finalmente me estafaron groseramente.

No obstante, en China en el último tiempo les ha dado con exagerar esto de la creatividad denominativa ya he conocido a una chica llamada Cookie (galleta), otra Winter (Invierno), Sunny (soleada), Kitty (Gatita) y Tiramisu (postre italiano) todas ellas respetables señoritas  para que no se piense que estoy cambiando de rubro.


Volvamos a Eureka. Él es un trader con altos contactos en la ciudad por excelencia de los muebles que es Foshan. Allí, muchas fábricas no tienen licencias de exportación y trabajan con tipos como él que sí tengan dicho permiso y además, hablen inglés que es la llave maestra para poder hacer negocios con Extranjeros. Gordito, de lentes gruesos, carácter alegre, fanático del Barcelona y del fútbol, nunca había tenido mayores inconvenientes con él y, más aún, teníamos condiciones de pago muy convenientes y flexibles, algo muy difícil de conseguir en estas latitudes.


Ya habíamos trabajado juntos con Eureka en otras importaciones. Solo que en la orden anterior le había comprado unos set de mesas de centro de madera aglomerada que en general habían andado bien,  pero a un modelo específico  mi cliente le detectó un problema. El revestimiento que simula la madera o el mármol se despegaba en los bordes con relativa facilidad. Por ello, en esta reposición de las mismas,  acordé con él cambio del pegamento, doble control de calidad en fábrica y envío de  una muestra a mi oficina en Shenzhen que demostrara la mejora del producto, antes de mandar a hacer la producción.


Hasta aquí, todo bien pusimos la orden y, tal como acostumbramos en nuestra empresa, fui personalmente a hacer la inspección de la mercadería antes de pagarla y embarcarla.  Un control de calidad muy exhaustivo en base a un protocolo de revisión de una muestra aleatoria  del producto armado, especificaciones, manuales y  otro conjunto de procedimientos que ayudan a asegurar que todo se enviaría correctamente.


 


La sorpresa


Partí casi a las 6:30 de la mañana desde Shenzhen y Eureka me recogió en el terminal de buses de Foshan a eso de las 10:00. Ahí al poco andar en su auto me comentó que últimamente el negocio de los muebles no iba tan bien así que había vendido su empresa y ahora estaba dedicado al negocio financiero aperturando cartas de créditos orientadas principalmente a dos mercados, Rusia y Etiopía. Fue el primer balde de agua fría.  ¿Qué haría si tenía un nuevo pedido de mi cliente y este señor estaba dedicado a las matruskas y al café? Me aseguró que no me preocupara que él me seguiría apoyando, que me daría los mails del gerente de la fábrica (el detalle es que hablaba sólo chino) y una serie de explicaciones contradictorias que no me dejaron tranquilo y de inmediato me hicieron pensar que era hora de cambio de proveedor.


Luego me llevó a  un restaurant árabe donde estaba promocionando su nueva empresa entre la clientela de Medio Oriente y luego sus nuevas oficinas mientras llegaba el gerente de la empresa de muebles. El asunto me tenía inquieto ya que la fábrica no estaba precisamente en Foshan sino en Yangjiang que quedaba a dos horas de allí y esperar al gerente me hacía perder tiempo. Con harto atraso llegó el señor en cuestión  y partimos, por fin, en el largo trayecto en auto. En el camino hablamos de fútbol, el gerente preguntó por Chile, el vino, las mujeres y todo lo habitual, Eureka traducía y así se pasó el tiempo.


Llegando a la fábrica comencé mi trabajo inmediatamente y fui exigiendo la apertura de cajas, el armado de los muebles, etc. Todo marchaba relativamente bien. Hasta ahí sólo un problema,  habían unos muebles que debían ir en caja individual y Eureka había mandado a empacarlo en set de a dos. No me gustó el asunto y comenzamos a discutir para que solucionaran el tema, ya que mi cliente los vendía individuales. Ahí se produjo el segundo inconveniente, Eureka alegó que cambiar las cajas era caro que él debía pagarlo de su bolsillo, que le costaría 200 dólares.  Pero como era error de él y yo tenía el poder del pago final correspondiente al 70% del negocio me puse duro y debió ceder. No obstante, se molestó y  comenzó a exhibir un gesto duro e incómodo que contrastaba con su habitual estado amistoso.


Deliberadamente, para el final dejé el modelo de mesas que en Chile habían tenido problema de pegado. Pedí el armado de varias y la apertura de cajas. Pude ver que efectivamente se había mejorado el pegamento, pero que igual algunas unidades tenían los bordes despegados, éste ya era un tema más serio porque había sido - como conté - algo que habíamos negociado en detalle con muestra industrial de por medio. Por tanto pedí más apertura de cajas y el problema se seguía repitiendo de tanto en tanto. Entonces le exigí firmemente que arreglara la falla, que el asunto no estaba 100% reparado y que el acuerdo era que las superficies debían quedar tan bien pegadas como la muestra industrial que me envió.  En ese minuto el chino se puso nervioso, comenzó a hablar con el gerente que le movía la cabeza y le decía que no. “Tú quieres que te venda un producto de calidad europea a precio africano” como diciéndome quieres calidad pagando poco. Le respondí que nada que ver sólo quería lo que él mismo me había ofrecido. Pero el enojado y subiendo el tono de voz me mostró que habían cambiado el pegamento y que el producto estaba bien. Luego en el mismo tono dijo que él le había insistido que se preocuparan los trabajadores, pero no le habían hecho caso y una mezcla rara entre enojo, contradicción y puros enredos.


Nos subimos al auto de vuelta a Foshan, esa noche me debía quedar en un hotel, ya que al otro día debía hacer otra inspección. El problema no era tan grave pero yo quería que el proveedor respondiera como corresponde. Saqué mi computador y le mostré un video donde estaba el testeo de la muestra que él me había enviado. “así debió quedar y no despegado”. En ese momento el dulce y bonachón amigo chino se puso rojo de furia, me tiro el computador encima, comenzó a golpear el auto, se dio vuelta mirándome con rabia y me dijo “Tu quieres tus fucking mesas a precio de África y calidad europea, eso no existe en China, eres un fucking cliente, pidiendo fucking productos imposibles, y este fucking negocio no se va a hacer, hoy te devuelvo tus fucking dólares del depósito y no quiero saber más de tu fucking existencia” .


No lo podía creer, primera vez en diez años que un proveedor me gritaba y me insultaba. Peor aún, me amenazaba abiertamente con no enviarme los productos, cuestión complicadísima porque mi cliente ya tenía vendida la producción en Chile. O sea, ponía en riesgo gravemente la relación con mi cliente y a su vez mi este  quedaba en la misma situación con los suyos. Era recién el inicio del camino y me quedaban dos horas de viaje de vuelta con este personaje endemoniado que ya no me hablaba de la familia ni del tiempo, sino que además comenzaba a escupir haciendo gargajos a mi juicio deliberados y lanzándolos por la ventana.


En medio de tamaña crisis, traté de guardar la calma, y me fui pensando como desatar este nudo. Como ya era de noche conversé en su mañana con mi cliente por Whatsapp, le expliqué el problema y le pedí poder negociador para buscar una salida. Como estaba en estado de “urgimiento” con la llegada pronta de las mesas y además nos tiene confianza me pidió que lo resolviera según mi criterio.


En verdad quería convertir a Eureka en sopa de Chowmein pero había que actuar buscando el mal menor. A la hora y media de viaje el personaje seguía silencioso pero ya no estaba rojo de furia, sorpresivamente se da vuelta y me dice: “¿Qué te parece si vamos a comer a una parrilla de Foshan”. Los chinos tienen la costumbre de invitar a comer a sus clientes pero se supone que yo era un reverendo “fucking” entonces no entendía la invitación pero la tomé como una buena señal.


Finalmente, llegamos al restaurant y al bajarnos del auto le dije: “Eureka somos amigos de hace tiempo, busquemos una solución a este problema, yo no quiero que terminemos enojados” y ahí el hombre como que se relajó y me hizo un gesto de “ok”.


El restaurant era una mala copia de una churrasquería  brasileña como muchos que hay en China. En ese momento se me ocurrió hacer una jugada: “Eureka para arreglar este asunto porque no me mandas con el pedido, 80 superficies de repuesto de mesas, así si alguna sale despegada la cambiamos por esta y así no discutimos más”.  Me había lanzado un poco hacia arriba, jamás saldrían tantas mesas con problemas. “No,  lo que haremos es que te mandaré 120 superficies de repuesto y perdóname por mi mal humor de hoy”. Problema resuelto. Le avisé a mi cliente por Whatsapp y estaba más que conforme.


De locos


Al rato llegó la señora de Eureka y sus dos hijos de 8 y 5 años. Me saludó efusivamente, me regaló una bolsa de chocolate, té y Nescafé que me tenía preparada. Los niños me hablaban en inglés me abrazaban y se sacaban fotos conmigo. Aun no me encajaba en la cabeza cómo el fucking cliente a las pocas horas ya era de la familia. Incluso, la mujer del proveedor del nombre absurdo me invitó a que me fuera a cenar a su casa. Pero ya era mucho, sólo quería llegar a mi habitación  a descansar de tamaño estrés que casi me perfora el estómago. Así que me llevó a mi hotel, se volvió a disculpar y listo.


Pero aún quedaba historia. Ya en mi oficina en Shenzhen algunos días después me comenzó a escribir por QQ que es el sistema de chat universalmente usado por los chinos. “Johny, no te voy a dar el crédito que te prometí, como tuve un mal comportamiento contigo creo que si te envío los productos no me los vas a pagar por estar enojado así que deposítame el 100% si quieres que te despache”. Otra Eurekeada. Resulta que como él me había gritado e insultado yo debía sufrir las consecuencias del cambio del sistema de pago que además fue firmado en un contrato con mi empresa. Tuve que pedirle a mi embarcador que le firmara un nuevo contrato asegurándole que no me liberarían la mercadería en Chile si yo no le pagaba el total.


Como ven salí airoso pero no hago más negocios ni con Eureka, ni con Aleluya, ni con Sócrates o el señor Reflauta.