Una de las cosas que de inmediato llaman la atención de
este país es el tema de los zapatos. Primero, porque cuando llegas a un hogar o
lugar oriental, debes sacarte los zapatos (o colocarte unas pantuflas o bien
unas especies de fundas cubre-zapatos que están disponibles en las entradas)
para entrar descalzo a ese espacio íntimo (familiar) de quien te deja compartir
su espacio. Lo interesante es que al principio, uno lo ve como una
excentricidad de este país, una brecha cultural, sin embargo es una de las primeras
costumbres chinas que los expatriados adoptamos al empezar a vivir acá. El
origen de esta tradición lo desconozco, sin embargo ya estoy tan acostumbrada,
que se me hace absolutamente necesario liberar mis pies apenas llego de la
calle a mi casa o a la de mis amigos. Me siento cómoda, libre, tranquila y
saludable andando a "pata pelada" en estos espacios...
En una segunda mirada, como mujer te llaman la atención
los zapatos de las chinas sobre todo, pues son altísimos, con plataformas, de
miles de colores, brillos, tachas, printers y estilosos. La mujer china es
bajita, incluso más que el promedio de nuestro país, pero sea cual sea su
condición social, las chicas (en especial, las jóvenes) se encaraman en su
tacones que a mí me parecen enormes y vamos caminando, dignas y regias por la
vida con la nariz parada y unas coquetas minifaldas o polleras de velos que les
encanta. No sé cómo lo hacen, pues claramente andar con ese tipo de tacones
debe ser todo un "arte chino". Pero, si no van de tacones, van con su
clásicos zapatitos bajos (como de bailarina de ballet similares a esos modelos
negros que conocíamos hace algunos años como "chinitas") pero no por
ello exentos de colores, printers, brillos, tachas y estilos de los que ya
hablamos.
Además, es interesante el contraste entre estas chinas
modernas encaramadas en "agujas" y "plataformas" de 20 cms
y el suplicio que debían padecer sus antepasadas hasta hace menos de un siglo
atrás, cuando el pie pequeño en la mujer
era sinónimo de delicadeza, elegancia y femeinidad, por lo que las madres
apenas nacían sus hijas les vendaban los pies para que no crecieran y los amarraban
y "calzaban" en los tristemente célebres "zapatos
chinos" que deformaron tantos pies
femeninos, provocando fracturas, huesos rotos, infecciones y un sin número de
afecciones de las pobres chinas para ser socialmente aceptadas en su comunidad,
y "bien vistas" por los posibles pretendientes, prometidos o maridos
que sus familias buscaban para ellas.
En lo personal, siempre me han gustado los zapatos
cómodos, de buena calidad, de cuero, que me duren una eternidad y que sean
diferentes, sencillos pero especiales. Lo curioso es que tengo muy pocos pares
de zapatos y acá en China como me movilizo todo el tiempo en bici, metro y
caminando, no me desprendo de mis zapatillas de "running" y mis
crocs. Sin embargo, como dice una amiga colombiana que vive hace cinco años
acá, nada más glamoroso y femenino que plantarse de repente un par de tacones
hermosos y elegantes para verse "divinas" y sacar esa "china que
todas llevamos dentro".
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