sábado, 28 de septiembre de 2013

La Fiesta de los Mooncakes


Que se me acuse de frívolo e insensible con mucha razón pero las historias explicativas de porque los chinos celebran sus festivales no me son especialmente interesantes. Siempre son leyendas místicas de alguna tragedia, una diosa, un guerrero y finalmente una buena razón para comer mucho y tomarse unos días libres.

En esta época toca el turno de la festividad de  “La luna” o del “medio otoño” que está relacionada con la leyenda de la diosa inmortal Chang E pero fundamentalmente y como en tantas culturas con los meses de la fertilidad en los vínculos ancestrales que tienen todos los pueblos con sus tradiciones rurales. Pero más que sus orígenes la celebración es famosa por los Pasteles de Luna al punto que  se la conoce popularmente también como la fiesta de los mooncakes.

Estos dulces son como unos medallones del tamaño de un alfajor siempre adornados en su superficie por figuras geométricas o caracteres en sobre relieve. Están hechos en su base de harina de trigo y arroz mezclados con especies, pero sin dudas lo que los distingue es su relleno. En la mayor parte de los casos es una contundente y majestuosa yema de huevo, pero también pueden ser porotos u otros.

La tradición ordena que en esta época la gente se regale pasteles de luna. Por tanto por todo china las panificadoras se ponen a preparar miles de trillones de estos alimentos. Y como es un regalo el envase es clave, vienen en cajitas de papel, madera o metal bellamente decoradas.  El envoltorio del regalo es más importante que su contenido. Obviamente entre más fina la elaboración y marca de estos más sofisticado y llamativo su envoltorio.

Pero vamos a lo importante. ¿Que tal es el sabor del Mooncake? No se lo digan a los chinos pero son entre rarísimos a de frentón bien malos.  Cuando se paga el noviciado de probarlos se experimenta la extraña  sensación de masticar un biscocho compacto coronado con la sorpresiva aparición de la yema cruda. Y los que son de porotos o frijoles no mejoran la cosa. Seguro que algún western por ahí adora devorarse sus deliciosos pasteles del festival de otoño. Yo sólo hablo por la inmensa mayoría del sindicato de mis conocidos a los que no nos tienta este producto. Pero claro nada más subjetivo y debatible que los gustos.

Como siempre los chinos son muy orgullosos de sus tradiciones culinarias  y te envían los mooncakes de regalo como una muestra de cariño y respeto. Incluso muchas veces se toman la molestia de entregarlos en persona.  Así es como los que trabajamos en China recibimos en esta  época cantidades de dicho presente de nuestros proveedores y contactos comerciales. Entre más contactos se tengan en este país y más influyente se sea más cajas de pastelillos acumulas. Por ejemplo cuando llegue el año pasado a penas me mandaron dos cajas este año fueron siete, no está mal. Pero mis amigos que dirigen empresas grandes acopian más de 50 cajotas. O sea, se puede hacer un ranking y estadísticas de éxito comercial en relación al factor “Pastel de la Luna”.  A mi todo esto después del par de años que vivo acá se me hace muy simpático.

El fin de semana pasado nuestro amigo Argentino Ignacio nerviosamente nos trajo de regalo una cajita de Mooncackes. Yo lo quede mirando extrañado, pues él sabe como yo sé de él que jamás lo íbamos a comer. Pero luego comprendí su desesperación, el servicio express de correo chino no paraba de hacer sonar el citófono plagando su departamento de cajas y cajas de estos dulces. 

En fin los más felices en todo esto son los trabajadores chinos que laburan en empresas dirigidas por Laowais porque se llevan en forma gratuita y heredada grandes cantidades de Mooncakes de gran calidad y precio y a ellos si les gusta y mucho.

Así que si tiene un chino amigo en Latinoamérica y viene la pascua de resurrección regálele unos cuantos huevos de chocolates para que vivan una experiencia parecida a nosotros con su festival de la luna.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Más sorpresas con la comida china: Los restaurantes


El funcionamiento y aspecto de los restaurantes en China no tienen nada que ver con sus "similares" de occidente. Pasa Lo mismo que con la comida que hablé hace algunos días que está adaptada al gusto culinario de cada nación. En nuestros países la decoración de estos locales parece el living del emperador, lleno de guirnaldas, cuadros orientales, todo un aspecto recargado en que predomina el rojo y el dorado.

En China Los restaurantes promedio suelen ser grandes espacios con poca o ninguna ornamentación y con mucho vidrio y cerámica. Se asemejan –para mí- más a comedores institucionales, casinos o centro de eventos. Su aspecto es frío y plano. Los de especialidad cantonesa están llenos de acuarios con las más curiosas especies las que son sacrificadas y cocinadas en el acto ya que los locales tienen una obsesión con comer todo muy fresco. Entre más emperifollado el restaurant más cosas exóticas exhiben. He visto cual caricatura de condorito el trasero y cola de un cocodrilo preparado para ser degustado además de serpientes,  tortugas, caballitos de mar, etc.

 Algo bien especial  y que explica también el tamaño de los recintos es que tienen varias salitas contiguas de comedores privadas. Su propósito es ser usadas para reuniones de negocios, amigos o familiares, agasajar a un invitado  o para lo que uno estime conveniente. Algunas tienen baño, juego de majong y otras sorpresas. Los dependientes van a ellas a atender de manera preferente. Es finalmente el concepto de VIP que se utiliza  para todo en china. En cualquier actividad comercial hay una tarjeta de cliente preferente incluidos los hospitales públicos.

 Pasemos a la mecánica de esto.

Cuando vas a un restaurant promedio -en los más exclusivos no es así- te dan toda la vajilla cubierta y sellada al vacío como si fuera nueva y te pasan unos jarros grandes de té caliente y unas vasijas.  Uno como novato tiende a tomarse el te pero su propósito es diferente, la idea es abrir los platitos, sacar los chopstick, luego verter el té en el pocillo mayor y hacer todo un enjuague y limpieza de la loza y los palitos. Es una medida higiénica que busca desinfectar todo. Yo aun no se si esto es exceso de celo o bien lavan así al lote no más los utensilios y te usan como mano de obra para que les completes el trabajo.

Luego el menú nuevamente dependiendo del establecimiento puede estar en chino o bilingüe. Si no está en ingles hay que recurrir a las fotitos y al nivel de mandarín que se tenga  para dar a entender algo y luego rogar que resulte. Si está en inglés la cosa no es mucho mejor. Claro, si pides carne te llegará carne y no cocodrilo pero el como  la preparan, que salsa le ponen, si era carne con pollo trozado u otro queda sujeto al misterio celestial. Además la generosidad del chef es infinita y aunque hayas pedido una cosa siempre te agregan otra. Una vez en un hotel bien emperifollado de Shenzhen  -lo que hace más universal aun la experiencia-  pedí una sopa de calabaza ya que quería comer algo vegetariano. En el menú decía claramente Pupkin Soup. Pues bien, mientras me la tomaba la cuchara hizo contacto en el fondo con unos objetos marinos no identificados,  un par de gordos camarones. Reclamé que en el menú no decía esto y me lo fueron a cambiar, por cierto solamente sacaron los dos crustáceos y no prepararon el plato de nuevo. En otra ocasión pedí un filete y venía de obsequio encima  un trozo de pescado frito. 

El error de las meseras y meseros es altísimo aunque los platos sean numerados. Pides los fideos número 13 y te traen después de media hora la cabeza de puerco 132 lo que significa esperar con suerte otra media hora por tu plato original. Yo diría que la probabilidad de falla  es cercana al cincuenta por ciento.

Luego está el tema de compartir. La comida China está concebida en esencia para ser socializada con los otros comensales.  Por ello se usa una mesa redonda extensa cuya superficie se gira de manera que todos alcancen el alimento. Se suelen pedir muchos platos dos o tres veces más que lo que se consume. Es además una muestra de generosidad, agasajo y "falta de pobreza"  del que  está invitando. En la práctica esto lleva que cantidades demenciales de comida se  pierdan todo el tiempo en un país que aún tiene mucha pobreza y desigualdad. Es un real problema al punto que el estado ha montado campañas contra esta práctica.

 Respecto a lo anterior y dado que los platos son compartidos los meseros traen las órdenes en forma escalonada. O sea primero sirven algunos,  unos veinte minutos otros y quince minutos el resto. El problema es que cuando vas a un restaurant que pretende ser occidental como un italiano, mexicano, francés y hasta hamburguesas etc. sirven la comida como que fuera china, o sea, si vas en pareja le dan su plato primero a tu chica y al mucho rato llega la tuya y no se hacen problema en ello. Sólo los restaurantes western con administración de auténticos extranjeros sirven como acostumbramos.

 Hay otras cosas menores como que debes pedir tenedor y cuchillo y esperar que tengan si no sabes ocupar palitos. Que por más increíble que parezca no se deja propina. Que se usa poca servilleta y la debes reclamar. Puede que estén pero no te hayas dado cuenta ya que la entregan en unos paquetitos que parecen más pañuelos o toallas higiénicas. Y no te vayas a confundir con otro sobrecito que te pasan y te quede toda la cara mojada por limpiarte, ese es el pañito húmedo  para  las manos.

El consumo de líquidos es también diferente y no lo digo sólo por si te tomaste ya el te de la limpieza. Los chinos no son dados a beber cosas heladas. Los restaurantes sirven te caliente en cuanto te sientas. Cuando ellos ordenan no consumen más que eso. Luego si no quieres sentirte como que es hora de once y pides en forma especial por ejemplo un jugo lo más probable que te lo traigan tibio. Hay que solicitar que en forma especial los brebajes vengan con hielo.

Para lo único verdaderamente incomodo es que se fuma masivamente, sin respeto y contemplaciones. Los hombres chinos son campeones olímpicos para el cigarro. Si hay seis en una mesa son seis chimeneas contaminando. Y les da lo mismo que hayan embarazadas o niños presentes. Los extranjeros, no se quedan atrás, parece  que ya que en sus países les está prohibido consumir tabaco en espacios públicos consideran  esto  un paraíso y se los ve desquitándose a la par con los nacionales..

Todo esto puede ser un complicación para los laowais pero en verdad la mayoría de las cosas pueden ser tomadas como siempre con humor, no hay nada mejor que la cara desconcertada de una mesera que se equivocó en traerte un plato suelen ser muy amables y simpáticas para reaccionar. Es que así es vivir en China sin paciencia o filosofía mejor emigrar a Suiza.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Las Sorpresas de la Comida China


La comida es uno de los grandes temas de vivir en este país,  Y es de hecho uno de los aspectos en que más nos diferenciamos de los chinos al punto que pareciera –como ya lo he dicho en otras ocasiones- que o ellos o nosotros fuéramos extraterrestres.

Partamos con que consideran que los alimentos contienen ciertos elementos de la naturaleza como fuego, frío, humedad, etc. Las carnes, frituras y algunas frutas como Lichi contienen fuego, el pepino y varias verduras tienen frio y los alimentos congelados humedad. Entonces en absoluta coherencia con la medicina china se cuidan de no comer cosas con mucho fuego, o mezclarlos con frio para aplacar dicho calor y otra serie de combinaciones.  Hay de hecho populares brebajes y medicinas especiales para bajar los efectos del fuego. Esto que en nuestro planeta occidental parece algo un poco alternativo de señoras que sacan el Tarot, en China se toma de la más manera más seria. Los médicos, farmacias y todo el sistema de salud giran en torno a estos principios. Yo soy fanático del lichi (es un fruto pequeño dulce de pulpa transparente), me puedo comer un balde completo y ya me ha pasado con algunos amigos chinos que cuando me ven en ello ponen ojos de huevo frito,  creen poco menos que moriré en el acto al ingerir niveles de fuego tan alto. Y su explicación para no irme directo al ataúd es que los chinos y los laowais simplemente tenemos organismos diferentes, casi suscribiendo la tesis de que uno de los dos somos marcianos.

Luego está el tema del sabor. Y dejemos algo claro para los que no han visitado este país. Salvo por los palitos chinos y porque es trozada la comida china que se vende en nuestros países no tiene NADA QUE VER con la verdadera comida de estas tierras. Y lo puse en mayúsculas porque Nada es Nada.  La comida tailandesa siendo exótica se acerca a nuestros sabores, la japonesa y coreana también pero la China ni cerca.

Nótese que es un tema de lo más subjetivo, que sólo estoy dando mi opinión representativa  de la mayoría y a la vez reducida gente que conozco. Tampoco me quiero meter en problemas gastronómicos, acá no hay un tipo de cocina sino que cada región tiene la suya. Por ejemplo la provincia sureña de Guandong donde vivo es más cargada al arroz y el norte más a los fideos por decir algo muy simplón. Pero a mis ojos inexpertos todas son más o menos parecidas, muy aceitosas –mucho aceite de maní- , pesadas, cargadas al picante, de sabor curioso y sobre todo muy misteriosa.

Los chinos comen una variedad de carnes mucho más extensa que nosotros lo que a veces  incluye serpientes, anguilas, cocodrilos, perro y algunos insectos como escorpiones, gusanos, u otros. Tienen la famosa frase que  comen "todo lo que se mueve"  hasta caballitos de mar he encontrado exhibidos en una carta de un restaurant de Guangzhou a pesar que están en peligro de extinsión. Podemos decir que lo que en occidente sería un hermoso acuario turístico lleno de pececitos,  tiburones y especies exóticas en China podría ser perfectamente  un restaurant.

 Luego no tienen el concepto de los cortes de las carnes,  no se toma en consideración en el pollo si es pechuga, trutro, pico o trasero se troza lo que venga a la suerte y se prepara. Lo mismo para el vacuno cerdo y  demases. También en este sentido no se pierde casi nada del animal todo se come lo que sin duda se vincula a los no lejanos años de pobreza y hambruna que vivió este país. Por ejemplo las patas de pollo se venden como si fueran papas fritas y la gente las consume en cualquier parte como una delicia. Alguna vez tuve una reunión con una vendedora que me invitó a almorzar y se puso a comer patitas de pollo como entremés. Cuando les agarraba con los dientes el cartílago hacía un ruido chirriante que ni me quiero acordar.

Pero quizás lo más notable es el tema de las cabezas. Los platos de carnes siempre llevan incluida y muy destacada la cabeza del animal. La comida te mira en China y es difícil sacarle la vista, cabezas de cerdo, gallina y el bicho que sea  quedan paraditos en el plato atravesándote con sus ojos y clamando por justicia.

Pero para mí la prueba suprema de que pareciera que nuestras papilas gustativas son redondas y las de ellos cuadradas es que LOS CHINOS NO COMEN CHOCOLATE. A duras penas cuando veo un delicioso chocolate puesto arriba de una mesa me puedo aguantar la tentación de no devorármelo completo sin convidarle a nadie ni a mis hijos siquiera. Y creo que a la mayoría de los mortales nos pasa lo mismo. Pero para los chinos es bien indiferente, lo encuentran molestamente dulce. Los niños más pequeños han ido adquiriendo este gusto pero muy poco.

Luego un poco más lateral está el tema de la distribución de la mesa. En una reunión familiar o de empresa hay todo un ritual de donde se debe sentar el jefe de familia, director de compañía, líder del partido o cualquier macho alfa.  
 
Esto debe ser mirando al este y en frente de la puerta, y todos los demás súbditos se deben colocar en relación a la ubicación de él. A su lado deben estar los segundos de mando, luego los de rango medio y así hasta los empleados comunes en una pirámide descendente. En las familias sería desde los abuelos paternos, padres, tíos, hijos e hijas, primos etc.

Al respecto me provoca mucha diversión la historia de mi amigo mexicano Alex que dirige una compañía en Shenzhen y que varias veces por protocolo debe participar en  la comida y las fiestas de su empresa. Pues bien el detesta que el aire acondicionado le llegue a la espalda así que siempre elige ubicarse en la mesa lo más lejos posible de este. Pues cuando se para y cambia de puesto genera un gran sentimiento de alboroto y vacío existencial en sus empleados que se miran entre ellos no entienden como recorcholis sentarse y donde ya que el gran jefe no está en frente a puerta.

Otro mundo es el de los restaurantes pero eso lo dejaré para el próximo post.
 
 
 
Publicidad de Platos de serpiente y Tortuga de un restaurant.

Carta de Restaurant de Guanzhou donde ofrecen Caballito de Mar y Escorpión.
 
 
De fondo cartel de restaurant donde muestra como sirven el pollo cocido con cabeza y todo.